Después de un fin de semana aciago en cuestión de accidentes viales, probablemente a fin de año nos enteremos que Tierra del Fuego es una de las pocas (o quizás la única) provincia donde el índice de muertes en las rutas ha aumentado, a pesar de las recomendaciones y las expresiones de buena voluntad de los funcionarios.
En ese contexto, todos parecen encontrar rápidamente culpables, aunque esas culpas siempre están muy lejanas al que analiza la cuestión.
Nuestros funcionarios no parecen entender que en ellos reposa la responsabilidad absoluta acerca de la seguridad y las medidas a tomar para disminuir los siniestros en materia vial.
Lo ocurrido en el último fin de semana es un severo llamado a que funcionarios municipales, provinciales y de fuerzas armadas y de seguridad entiendan de una vez que deben dejar de lado su anomia, su desinterés, sus discursos de ocasión y ponerse a trabajar en serio en el tema.
Las acciones de socorro frente a un siniestro están mucho más marcadas por el voluntarismo y por la improvisación que por una acción eficaz y coordinada que no está prevista entre nuestros servicios de seguridad.
Por otra parte, el servicio de información de prensa no existe, no está dentro del esquema de funcionamiento en las instituciones de la provincia.
Los dos terribles accidentes sucedidos el fin de semana dejaron la misma cantidad de riograndenses fallecidos que todo el año 2009.
Algunos detalles que bien vale la pena repasar, muestran hasta qué punto los funcionarios deben rendir cuenta de sus falencias. Y corregirlas urgentemente.