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Las utopías existen. Por eso, al igual que muchos, luchamos para no perder la oportunidad de transformarlas en realidad. Aquellos que las soñaron, que lucharon por ellas, no deben permitir que nos impidan concretarlas.
¿Qué pasó?
¿Será que han desaparecido aquellos compañeros con los que las gestamos? ¿Aquellos compañeros con los que esperamos pacientemente y sosteniendo una lucha constante para que diera a luz?
Sí, creo que esos compañeros hoy forman parte de aquellos desaparecidos. Desaparecidos y aniquilados pero no por la dictadura, porque sus cuerpos están aún entre nosotros, son aquellos compañeros con los que nos encontramos día a día en nuestro trabajo. Sí, ellos son también desaparecidos, pero a ellos se los apropió el individualismo, la competitividad, insensibilidad y el consumismo que depositaron en sus cabezas los años 90. Aquellos de Menem, ¿se acuerdan?
Aquellos en los que luchábamos todos, o una gran mayoría por impedir que el sistema nos fagocite, con los que compartíamos nuestras charlas y nuestras luchas, aquellos con los que añorábamos lo maravillosos que eran y funcionaban nuestros hospitales provinciales en épocas anteriores; con los que tejíamos utopías, organizábamos estrategias para evitar la formación del IPAUS, para no perder nuestra caja de jubilación y nuestra excepcional obra social.
Con los que mientras buscábamos y creábamos nuevas actividades y estrategias para que nuestros alumnos aprendan tanto como los del norte luchábamos codo a codo para mejorar la calidad educativa y lo demostrábamos entrando a las aulas con una sonrisa, con el material y las clases preparadas. Aquellos compañeros que hacían que su compromiso sea visto y valorado tanto por los alumnos como por sus padres y era así, porque luego nos lo demostraban acompañándonos en las luchas reivindicatorias. Eso se llama autoridad moral y coherencia entre el decir y el hacer; o dicho con vocabulario docente: esto es transposición didáctica, enseñar para la vida. Sé que muchos de ellos aún están en las escuelas de nuestra provincia, a ellos les pregunto ¿Están dispuestos a convertir en realidad el proyecto que gestamos y dimos a luz? Si es así:
“La dignidad se pierde por el apetito de honores actuales, trampa en que los intereses creados aprisionan a los hombres libres. Quien ame la grandeza de su pueblo debe enseñar que el buen camino suele resultar el más difícil”. (José Ingenieros)
Nélida Belous Diputada Nacional ARI