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Misteriosa desaparición del futuro líder chino

Xi Jinping debe asumir la Presidencia en octubre. Pero está desaparecido desde hace una semana. Apuntan a una enfermedad o un atentado.

¿Se está recuperando de un dolor de espalda producto del desgarro muscular que habría sufrido durante un picadito de futbol o tal vez en la pileta? ¿Convalece tras haber escapado por un pelo de un intento de asesinato, venganza de los seguidores del expulsado jerarca del Partido Comunista Bo Xilai? ¿Sufrió un accidente automovilístico? ¿O simplemente está recluido preparándose para dirigir la segunda economía del mundo frente a la esperada transición en la cúpula del país, el mes próximo?

Los blogueros chinos y sitios de otros países propusieron todo tipo de hipótesis sobre las razones que, desde hace una semana, mantienen al actual vicepresidente alejado del ojo público. Durante estos días, canceló sus reuniones con varios líderes extranjeros, incluida Hillary Clinton, la secretaria de Estado norteamericana.

El paradero de Xi durante estos días de repentina ausencia tal vez nunca se conozca. Pero queda clara una cosa: tal vez China sea actualmente el motor de la economía global, pero la vida de sus líderes sigue siendo un misterio absoluto para los 1300 millones de chinos, y su política, un agujero negro.

Por eso cuando la cabeza visible de esa brumosa elite gobernante desaparece, los rumores, naturalmente, se multiplican al infinito.

«En China es una práctica tradicional no informar sobre la enfermedad o los problemas que aquejan a los miembros de la elite», dijo Scott Kennedy, director del Centro de Investigaciones de Política y Negocios Chinos de la Universidad de Indiana, con sede en Pekín. «Se basa en la idea de que revelar ese tipo de información sólo alimentaría mayores especulaciones.»

Para agregar misterio al asunto, también fue cancelada ayer una sesión de fotos con el primer ministro danés, Helle Thorning-Schmidt, que los medios tenían previsto cubrir. El Ministerio de Relaciones Exteriores salió a responder que la reunión de Xi con Thorning-Schmidt nunca estuvo prevista. Cuando le preguntaron sobre los rumores, el vocero respondió: «Ya dijimos todo lo que tenemos para decir», y se negó a explayarse.

La mayoría de las especulaciones sobre Xi, un hombre corpulento de 59 años, hablan de un problema en la espalda, que podría haberse desencadenado el fin de semana anterior, mientras nadaba en la pileta del complejo presidencial de Zhongnanhai. Otro rumor apunta a que se lastimó la espalda durante un partido de futbol. Se desconoce la fuente de estas versiones.

La hipótesis del sitio Boxun.com, con sede en Estados Unidos, es más dramática: cita una fuente no identificada del interior de la residencia de Zhongnanhai que revela que Xi sufrió heridas en un accidente automovilístico provocado, parte de una venganza planeada por efectivos de seguridad afines a Bo Xilai.

Otro miembro del todopoderoso Comité Permanente del Politburó, He Guoqiang, también habría sufrido heridas en un incidente similar, agrega Boxum.com, que se ocupa de blanquear rumores y datos sin verificar. El sitio predijo correctamente algunos de los recientes sucesos políticos, pero también erró garrafalmente en otros. Como una muestra de la variedad y aleatoriedad de las hipótesis, Boxum reemplazó más tarde ese informe por otro que decía que Xi simplemente estaba ocupado con los preparativos para ocupar el máximo cargo del partido gobernante.

Este año, China vivió un crecimiento inusual de las intrigas políticas, que dejó al descubierto las divisiones internas de la elite y desató una ola de rumores sobre actividades oscuras, desde la intervención de los teléfonos de los líderes hasta un intento de golpe de Estado.

Los rumores sobre Xi fueron alimentados por el críptico comentario que hizo el fin de semana el ruso Vladimir Putin, que dijo que el inicio del foro de la APEC en Vladivostok se había demorado porque el actual presidente chino, Hu Jintao, debía atender en su país un asunto importante, que no especificó.

La tensión y la incertidumbre se potencian por el inminente recambio generacional en la cúpula del país, que será liderada por Xi. Sin embargo, y en consonancia con la tendencia al secreto del gobierno chino, la logística de la transición sigue siendo un misterio.

Se supone que primero Xi asumiría el cargo de Hu como líder del Partido Comunista, en un congreso partidario que se realiza cada cinco años. Aunque está prevista para la segunda mitad de octubre, la fecha de ese encuentro todavía debe ser anunciada, lo que genera rumores de que algunas de las sillas del Comité Permanente siguen disponibles. Los recientes obstáculos diplomáticos y económicos no hicieron más que profundizar la sensación de incertidumbre.

Wang Xiangwei, editor del South China Morning Post, escribió ayer que las reuniones de los líderes chinos se planean con mucha anticipación y que rara vez se cancelan.

«Salvo que el propio Xi brinde una explicación de la cancelación de su agenda de la semana pasada, algo muy improbable, el mundo exterior tal vez nunca sepa la razón exacta, y seguramente los rumores no se acallarán», escribió.

Aunque ausente en persona, Xi sí apareció ayer en la tapa del diario oficial de la academia del Partido, junto a una transcripción del discurso que pronunció nueve días antes. En el texto, insta a los nuevos enrolados a usar el tiempo que pasen en el campus para pensar de manera crítica sobre los grandes temas nacionales, y no gastarlo en «extender sus contactos personales o invitar gente a cenar».