La sensación fue tan extraña. El corazón, desbocado. El pecho, orgulloso. El rostro, sonriente. El cuerpo que flota de euforia. Y los brazos en alto. Hacía tanto que los jugadores de Racing no sentían la victoria en la piel. Y pasó anoche, cuando los hombres de Juan Barbas lograron su primer triunfo en el torneo, un 4-0 sobre Atlético Tucumán tan ajeno a los tiempos de pobreza futbolera que transita la Academia que pareció recortado de mejores épocas y pegado con Plasticola en el calendario. “Me quiero quedar”, afirmó el DT, a quien la dirigencia sigue buscándole reemplazante.< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />
A los 5 minutos, lo impensado. El local no había ni pateado al arco y ya ganaba; esa clase de fortunas, se sabe, nunca le tocan a Racing. Pero así fue, creer o reventar: Cahais desbordó a lo 3 brasileño, Caballero recibió en el primer palo y le salió un rebote para Lugüercio, que metió el 1 a 0. Todavía se pellizcaba la hinchada, desacostumbrada a la vida fácil, cuando, tras un córner de Castromán, una serie de rebotes terminó en disparo de Caballero. El palo se la devolvió al delantero que, esta vez, acertó: 2-0 a los 12. La cronista, temerosa de haberse equivocado el estadio, debió chequear que se encontraba en el Cilindro, y que los azules eran Racing.
Al Decano lo había atropellado un Scania y no llegó ni a anotar la patente. Pereyra hizo fallar a De Olivera, guantes mojados, pero al Pulga Rodríguez se resbaló. Y si, en este arco, jugaba la lluvia, en el de allá lo hacía el poste, que le tapó un intento a Caballero. El grandote, participante del casting que le busca acompañante a Lugüercio, es torpe, pero anoche hizo méritos para ganar el Camino a la Gloria académico.
Antes del entretiempo, Racing, Barcelona por una noche, ganaba 3 a 0. Dicen que los dirigentes de Racing recibieron un mensaje de texto desde Europa. “Entschuldigung, ich nehme an” (Perdón, acepto), decía, en alemán. Encima, con lujos, con una triple pared Cahais-Caballero-Lucero, que Desvaux metió en contra. A todo esto, la pelota dio en el palo por tercera vez: ahora evitó el gol de Castromán. A Racing, siempre lleno de agujeros, le brotaba petróleo por todos lados.
El segundo tiempo apenas sirvió para que Racing marcara el cuarto –jugadón de Lugüercio, gol de Aveldaño– y para que Desvaux completara su Halloween viendo la roja. Hacía cinco años que Racing no ganaba 4 a 0.
Dicen también que, justo después del pitazo final, se amontonaron en el fax los currículum de Dunga, Guardiola y Del Bosque. Pero no. Claudio Vivas les sacó un hocico a los demás candidatos, y el propio Barbas se autopostuló para quedarse, anoche, envuelto en la euforia. Es que hacía tanto que este lado de Avellaneda no tenía una noche así de feliz.