Cuando Jorge Rabassa empezó a trabajar en el Centro Austral de Investigaciones Científicas, en Ushuaia, los glaciares avanzaban. Lamentablemente, en estas tres últimas décadas el destacado glaciólogo argentino -y actual ministro de Educación de Tierra del Fuego- tuvo que verificar el proceso inverso: un acelerado -y a todas luces, inexorable- retroceso. Es más, según diferentes estudios científicos, en < ?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" />
«En los últimos veinte años, la línea de nieve permanente se elevó más de
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Un signo visible de este proceso en expansión es, precisamente, el colapso de las «barreras» del continente blanco, cuyo más reciente ejemplo se está dando en las últimas horas. «Son grandes capas de hielo que flotan sobre el mar y han existido sin ningún tipo de modificación sustancial durante los últimos 200.000 años -detalla Rabassa-. Sin embargo, como consecuencia del ascenso del nivel del mar y del aumento de temperatura se desequilibran y al final se parten. Ya se había perdido una superficie equivalente a Luxemburgo. Esto genera témpanos que las corrientes marinas llevan a mar abierto y ponen en peligro la navegación, especialmente de los cruceros turísticos. Subsisten durante un tiempo y al final se derriten. Al desaparecer la barrera, avanzan vertiginosamente los glaciares de montaña y esos sí contribuyen al ascenso del nivel del mar.»
El Upsala, el Martial, el Alvear, el Río Manso, el Castaño Overo… Los ejemplos que integran la lista de glaciares «en peligro de extinción» son innumerables.
«Con ellos se pierden recursos hídricos, turísticos y hasta espirituales -subraya Rabassa-. La evidencia es incontrastable.»
(Fuente: Nora Bär –