Vivina de Larminat, propietaria de la estancia Despedida, ha encontrado una manera creativa y generosa de contribuir a la comunidad de Tierra del Fuego a través de la colaboración con Fundación Dar Conín. Desde hace diez años, Vivina se dedica a fabricar mermeladas utilizando frutas de su propia huerta, con todos los beneficios destinados a esta institución que trabaja para mejorar la alimentación de niños en situación de vulnerabilidad.
En una entrevista en ((La 97)) Radio Fueguina, de Larminat explicó que, dado que vive en el campo durante todo el año, le resulta complicado colaborar físicamente en diferentes iniciativas. Sin embargo, su familiaridad con el trabajo de Fundación Dar Conín la llevó a buscar alternativas que permitieran su aporte a la causa.
“Como tengo conocidos que trabajan en Conín y conozco bien cómo trabajan y que toda la colaboración llega directamente a la institución, pensé que podía hacer algo significativo con lo que tengo en mi huerta”, indicó.
La idea de elaborar dulces surgió de su deseo de destinar los frutos de su cosecha a una buena causa. “Empecé a juntar frascos de vidrio con la ayuda de Radio Fueguina, y se me ocurrió hacer dulces y ponerlos a la venta”, comentó en diálogo con el programa “Un Gran Día”.
La colaboración es integral: Larminat proporciona los ingredientes como el azúcar y los frutos, e incluso el gas, mientras que el equipo de la fundación se encarga de la venta.
Desde hace un tiempo, el proceso es aún más transparente; quienes adquieren las mermeladas realizan su pago directamente a la fundación, evitando la intermediación de dinero en efectivo. “Estoy re contenta porque no manipulo la plata que les corresponde a ellos”, resaltó.
De Larminat mencionó que la producción varía según la temporada, con cosechas que oscilan entre 15 y 20 kilos de frutos por sesión de trabajo. Esta actividad no solo requiere gran esfuerzo físico, sino también una logística precisa, ya que el espacio para conservar la fruta es limitado.
“Mi tarea es muy temporal. Tengo un freezer, pero es muy poco, así que mi producción se concentra en el tiempo que tengo disponible”, explicó. Además, enfatizó la importancia de recoger la fruta a tiempo, ya que los pájaros y el clima pueden afectar la cosecha.
La variedad de frutas que cultiva es extensa: desde ruibarbo hasta diferentes tipos de grosellas y frambuesas. “Este año coseché más de 25 kg de frambuesas y sigo teniendo en las plantas”, comentó.
El esfuerzo de Vivina no solo se traduce en sabores, sino también en un apoyo fundamental para Fundación Dar Conín, que se dedica a mejorar la alimentación de niños con bajo peso y a educar a las madres sobre la nutrición desde el embarazo hasta los cinco años.
“Necesitan efectivo para seguir funcionando bien, ya que muchos de los voluntarios no ganan un sueldo como en el sector privado”, explicó, destacando la dedicación y compromiso del equipo de la fundación.
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