En el marco de la controversia sobre la banca vacante en la Cámara de DIputados, el flamante diputado nacional Ricardo Garramuño acusó a una agrupación cercana a la intendencia de Ushuaia de financiar un sector “radicalizado del feminismo” en un supuesto intento por arrebatarle su banca en la Cámara Baja de la Nación. Sus declaraciones en ((La 97)) Radio Fueguina, de fuerte tinte político, aluden a la interferencia de grupos locales y a las disputas internas que marcan la agenda.
El diputado, quien se mostró afectado por los recientes sucesos, comenzó su intervención haciendo referencia a su relación personal con el extinto Héctor “Tito” Stefani, quien había trabajado junto a su padre, ex intendente de Ushuaia. “Con mucha pena, yo lo conocía desde hace muchísimos años a Tito que trabajaron junto con mi viejo. La razón del silencio era para mostrar respeto a sus seres queridos y a sus familiares, porque una discusión pública, política de esas características cuando había gente que lo estaba llorando, no quería alimentar bajo ningún punto de vista más controversia a lo que ya se estaba generando”, expresó, aludiendo a las tensiones que se desataron previo a su llegada al Congreso.
El legislador también reflexionó sobre la naturaleza de las disputas políticas que se dan en el entorno local, señalando que el proceso podría haberse manejado de una manera más institucional. “Existen los canales institucionales para dar este tipo de discusión, que se podría haber llevado una discusión de una manera distinta y no de la manera que llevó. Estamos en un mundo político donde personas se manejan de distinta manera con la sed de poder que a veces existe”, afirmó.
Las críticas del diputado se centraron especialmente en el financiamiento de lo que él denominó “un ala radicalizada del feminismo”, a la que vinculó con instituciones intermedias de Ushuaia que, según su relato, reciben apoyo de la capital fueguina. “Estuvieron instituciones intermedias que están financiadas por La Cámpora de Ushuaia como un ala radicalizada del feminismo. Están financiadas y están empujadas por la intendencia de Ushuaia”, subrayó, sin dar detalles concretos sobre los actores involucrados, pero dejando claro que la política local tiene un fuerte componente de alineamientos nacionales.
El conflicto, que alcanzó ribetes nacionales, se profundizó tras la ausencia de quórum en una de las sesiones donde podría haber jurado, lo que generó más incertidumbre sobre el futuro de la banca.
Sin embargo, para Garramuño, el fallo de la Cámara Nacional Electoral fue claro, y la Cámara de Diputados cumplió con su mandato: “La cámara no es que desoye un llamado a Justicia, al contrario, si no se tomaba juramento por ahí la cámara entraba en desobediencia de lo que había fallado la Cámara Nacional Electoral”.
No obstante, dejó abierta la posibilidad de que el conflicto no haya terminado y la disputa política continúe en el plano judicial. “Entendemos también que, por supuesto, se ha recurrido a la Corte y habrá que esperar el plazo de la Corte también a ver qué es lo que resuelve y que es el órgano extraordinario que se ha elegido proceder con esta disputa”, agregó, con la mirada puesta en las decisiones que pueda tomar el máximo tribunal del país.
Aunque se mostró crítico con ciertos sectores, hizo un esfuerzo por matizar sus palabras, aclarando que no se refería a todos los integrantes de las organizaciones mencionadas. “Aclaré que es ‘el ala radicalizada’, yo no estoy poniendo a todas las personas de esta organización intermedia, por eso incluso la nombré como organización intermedia. Hay ciertas personas que es lo más radicalizado, que tomaron partido muy fuertemente obviamente por cuestiones políticas de fondo. Lo asevero porque lo conozco y sé que es así”, precisó, subrayando que su denuncia no era generalizada.
En este clima, lo que parecía un conflicto local trascendió al ámbito nacional, donde las tensiones políticas entre oposición y oficialismo se reflejó en la disputa por una banca que, para algunos, simboliza más que un simple escaño legislativo.
Comentarios