Un incendio que desatado el pasado 4 de diciembre en el predio de una recicladora del Parque Industrial de Río Grande fue reavivado por el fuerte viento reinante, ocasionando daños significativos en la conocida empresa Soda Sur, de la familia Grava.
Gretel Grava, abogada y miembro de la familia propietaria, manifestó en ((La 97)) Radio Fueguina su preocupación por la falta de control en el lugar originalmente afectado, que permitió la propagación de las llamas hacia la empresa familiar.
Grava explicó que los problemas comenzaron en la madrugada del martes, cuando observaron llamas en el predio de la recicladora. “El martes a la 1 de la mañana se convoca a personal policial porque se vieron llamas, por lo que vinieron los bomberos, tiraron un poco de agua y aseguraron que no había riesgo alguno de que se prendiera fuego la empresa familiar”, relató.
Sin embargo, las condiciones climáticas del miércoles complicaron la situación. “Con los vientos y todo, ayer miércoles a la mañana parece que voló algo, entró por uno de los agujeros que habían quedado del primer incendio y arrasó con un galpón completo con mercadería”, agregó.
El saldo del siniestro fue devastador. Según Grava, el 90% de la estructura del galpón y la totalidad de la mercadería almacenada quedaron destruidos. Entre los productos perdidos se encontraban alimentos, bebidas y tres camiones recién descargados de la marca Manaos, de la cual el hermano de Grava, es representante exclusivo en Río Grande.
La abogada cuestionó la tardanza en la respuesta de los bomberos, quienes demoraron cerca de 40 minutos en llegar al lugar, ya que estaban trabajando en el incendio de la recicladora. Además, señaló irregularidades en la actividad de la empresa donde se originó el fuego. “De recicladora no hablaría, yo no tengo conocimiento de que dentro de la firma haya máquinas recicladoras, para mí es acopio de papel, cartón, aluminio y plástico. No es lo mismo reciclar que acopiar”, afirmó, subrayando que el material inflamable estaba acumulado fuera de los límites permitidos.
También expresó su preocupación por la falta de acciones inmediatas para prevenir futuros incendios. “El día del incendio hubo una máquina que estuvo limpiando un poco, pero no han sacado nada, siguen los cartones prendidos fuego, sigue habiendo focos de incendios”, comentó.
Además, destacó la ausencia de las autoridades pertinentes en el lugar. “No había nadie, no había policía, no había bomberos, no había Defensa Civil. Se fueron, apagaron el incendio en la fábrica de mi hermano y se fueron”.
Las consecuencias del siniestro no solo son económicas, sino también humanas. Soda Sur emplea a 11 trabajadores directos, además de los integrantes de la familia propietaria, sumando un total de 14 familias dependientes de la empresa. “Hoy están complicados, ayer los tenías que ver, éramos una gran familia todos limpiando, tratando de sacar cosas. Uno de los chicos lamentablemente no nos pudo ayudar porque fue hospitalizado por haber inhalado humo tóxico”, narró Grava, aunque celebró que el empleado ya fue dado de alta.
En cuanto a las responsabilidades, anticipó que la familia está evaluando posibles denuncias legales, aunque la feria judicial que comenzó esta semana posterga cualquier acción hasta febrero. También apuntó que, hasta el momento, el dueño de la recicladora no ha tomado contacto con ellos.
“Son muchas fallas de muchos entes que no han controlado lo que se debía controlar”, concluyó, destacando la necesidad de que se adopten medidas para evitar que situaciones similares se repitan.
Soda Sur enfrenta un panorama complejo. Gretel Grava enfatizó que, a pesar de las dificultades económicas y las políticas nacionales adversas hacia las pymes, la empresa ha sostenido los puestos laborales. Sin embargo, los daños sufridos representan un desafío crítico para su continuidad operativa.
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