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Aniversario de la Base Esperanza

72 años de historia y soberanía en la Antártida

La Base Esperanza, símbolo de soberanía argentina en la Antártida, celebra 72 años. Única con familias residentes, alberga la escuela más austral del mundo y fomenta la ciencia en condiciones extremas.

La Base Esperanza, uno de los emblemas más significativos de la presencia argentina en la Antártida, celebró este 17 de diciembre su 72º aniversario.

La instalación, ubicada en el extremo noreste de la península antártica, es única en su tipo: alberga familias, funciona la escuela más austral del mundo y fue escenario del primer nacimiento registrado en el continente blanco.

Fundada el 17 de diciembre de 1952, la base nació como parte de un plan visionario diseñado por el entonces coronel Hernán Pujato, quien propuso al presidente Juan Domingo Perón un ambicioso proyecto para establecer bases permanentes en la Antártida y promover la investigación científica en esta inhóspita región.

Bajo esta iniciativa, el entonces capitán Jorge Leal lideró la misión fundadora, conformada también por otros cinco efectivos: Héctor Manuel Benavidez, Carlos Néstor Bulacios, Domingo Héctor Crotti, Alberto Benicio Balegno y Pedro Nicanor Ramos.

La base se encuentra rodeada por glaciares como el Buenos Aires, Depósito y Arenas, y cerros como el Taylor y el Flora. En esta zona, conocida como Tierra de San Martín, las temperaturas oscilan entre 0 y -10 grados en verano, y pueden descender hasta -35 grados en invierno, con vientos que llegan a alcanzar los 350 km/h, haciendo de este uno de los lugares más hostiles del planeta.

Historia y singularidades

En 1952, meses antes de su inauguración oficial, la Armada Argentina estableció en la zona un destacamento naval. Durante ese período se registró un incidente armado único en la historia antártica: un grupo británico intentó avanzar sobre un área marcada por Argentina. Los efectivos argentinos disuadieron la acción disparando al aire una ráfaga de ametralladora, logrando que los europeos desistieran de su propósito.

La década de 1970 marcó un punto de inflexión para la base. En 1978, se construyeron las primeras viviendas familiares y se creó la villa Fortín «Sargento Cabral». Estas viviendas acogieron a los primeros habitantes civiles, y en ese contexto nació Emilio Marcos Palma, el primer bebé antártico del mundo, en 1978. Desde entonces, otros siete niños han visto la luz en Esperanza, destacando el carácter excepcional de este asentamiento.

En 1979, la base inauguró otra de sus instituciones icónicas: la emisora LRA 36 «Arcángel San Gabriel», que inició sus transmisiones el 20 de octubre de ese año. Esta estación, operada por personal militar y familiares, emite en amplitud modulada y se ha convertido en un nexo fundamental de comunicación en la región.

Bastión de soberanía y ciencia

La Base Esperanza no solo es un símbolo de soberanía argentina, sino también un espacio dedicado a la ciencia. En sus instalaciones se realizan estudios de biología costera, glaciología, sismología, oceanografía y limnología, entre otras disciplinas. Muchas de estas actividades se desarrollan en colaboración con instituciones de países como Italia y Estados Unidos.

Además, la Escuela Provincial Nº 38 «Presidente Raúl Ricardo Alfonsín» ofrece educación a los niños que residen en la base, convirtiéndose en un ejemplo único de continuidad educativa en un entorno extremo.

El legado de la Base Esperanza es también el de una apuesta por la exploración, la investigación y la presencia argentina en uno de los territorios más desafiantes del planeta.

A 72 años de su fundación, este rincón en el continente blanco continúa siendo motivo de orgullo y un testimonio vivo de la capacidad del país para sostener su soberanía en un entorno de condiciones extremas.

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