Con la presencia de los dos intendentes, funcionarios y familias de los jóvenes estudiantes fueguinos y santacruceños residentes en la ciudad de Córdoba, quedó formamente abierta la Casa de Jóvenes en la capital mediterránea, financiada por los municipios de Río Gallegos y Río Grande.
La hermosa casona de dos plantas, de estilo colonial, ubicada en barrio Rogelio Martínez, en la zona del Parque Sarmiento y a metros de la Ciudad Universitaria, albergará aulas, gabinetes de computación, consultorios profesionales, salas de estar y ambientes aptos para reuniones multipropósito. Los jóvenes que concurran al lugar tendrán también espacio para la recreación, contando con asador y una pileta al aire libre, entre otras comodidades que la convertirán en un atractivo lugar de reunión y camaradería.
Los jefes comunales Pablo Grasso (Río Gallegos) y Martín Perez (Río Grande) dieron la bienevenida a las familias que se acercaron para participar de la apertura y palpitar lo que será la vida de sus hijos universitarios en un lugar especialmente pensado para ellos.
«Es una alegría enorme, un sueño poder abrir esta casa», celebró Perez al dar un breve discurso informal de inauguración. Valoró que «aquí, nuestros hijos van a tener un lugar para estudiar, para sentirse acompañados y esto es lo más importante para lo que hemos sufrido el desarraigo».
«Para quienes hemos vivido -prosiguió- el tener que irnos de nuestra provincia fue muy dificil, sabemos lo que es el desarraigo, yo hubiera dado cualquier cosa para tener un lugar así cuando estudiaba».
En relación al trabajo logrado en comunión con la ciudad capital de Santa Cruz, el intendente de Río Grande ponderó que «logramos que dos ciudades se unan en beneficio de los jóvenes y no sé si hay un ejemplo así en el país».
Para finalizar su mensaje, Martín Perez les dejó una misión a los jóvenes presentes: «Este lugar lo van a construir ustedes», sentenció.
Hombres y mujeres de bien
Con emoción, más que sentido político, el intendente de Río Gallegos Pablo Grasso, se mostró feliz por poder acercar a los jóvenes estudiantes radicados en Córdoba con sus familias. Recordó un intento fallido anterior de disponer una sede estudiantil en Córdoba y advirtió que «Venimos a redoblar la apuesta».
En cuanto al propósito del proyecto, describió que para los jóvenes «acá va a haber contención, van a contar con tecnología, juegos, televisión, van a tener atención profesional, conectividad, grupos de amigos para juntarse».
Les pidió a los estudiantes que han viajado muy lejos de su cuna «valorar el esfuerzo que hacen nuestros viejos para que estudiemos». Propuso, en esa línea trabajar en conunto con los jóvenes y las familias, para «hacer hombres y mujeres de bien», al tiempo que transitan su vida de estudiantes.
Antes de dar fin a su discurso, Grasso miró a su lado, en dirección a los padres y la abuela de Ignacio Studer, cuyo nombre lleva la Casa de Jóvenes cordobesa.
«Nacho Studer», de cuna riograndense, completaba sus estudios en Córdoba cuando, en junio de 2012, encontró un trágico final durante una competencia de deporte extremo en Tucumán.
Más de doce años después, en su memoria se eligió su nombre para coronar el frente de la casona ubicada sobre la avenida Concepción Arenal.
Grasso agradeció con emoción a los padres de Ignacio el estar presentes en el acto y les dejó una premonición, más que deseo: «Quizás no lo tengamos en persona pero si lo vamos a tener a lo largo del tiempo porque estos chicos, en su nombre, van a hacer que esta casa se llene de alegría, se llene de felicidad».
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