SEMBLANZAS
Por Jorge Daniel Amena (*)
Apartheid
Régimen monstruoso, atribuido a los Böers , en Sudáfrica, aquella de la colonia, consistente en la discriminación racial absoluta y definitiva ,y la exclusión de los pueblos originarios .
Básicamente basado en el color de la piel y el costumbrismo tribal; inaceptable para el blanco conquistador, que limitaba la presencia de gente negra solamente a tareas generales (naturalmente duras) mientras oscuros despachantes de Correos de Inglaterra, Holanda, Francia o Portugal (depende de la corriente colonizadora) disfrutaban de grandes fincas, muy lejanas de la pobreza occidental de la que provenían en general, y con las que fueron premiados por el solo hecho de administrar las diferentes colonias.
Muy lejos de “hacer pie” solamente en ese país, esta tendencia discriminatoria se expandió a todas las colonias europeas, no importando la nacionalidad y la bandera que fue plantada en la conquista “civilizadora”. En la historia se dan situaciones que -planteadas así linealmente- no dejan de sorprendernos: Mohandas Ghandi y Winston Churchill se conocieron durante la Primera Gran Guerra. El primero oficiaba como camillero del ejército inglés y el luego Primer Ministro del Reino Unido, como reportero de guerra de un Diario importante de Inglaterra.
Años más tarde se encontrarían en Downing Street 10, cuando se tramitaba la independencia de la India. Ghandi se recibió de abogado en Durban (Sudáfrica), y desde allí comenzó con sus marchas reivindicativas de los derechos civiles de sus connacionales, hasta que partió hacia su país .Nunca realizó actividades tendientes a combatir el apartheid que, respecto de la raza negra era la práctica habitual, incluso por parte de los mismos indios. En la actualidad, y personalmente he comprobado una determinante actitud de racismo por parte (mayoritariamente) de comerciantes respecto de los habitantes de Kwa Zulu Natal, y básicamente la ciudad de Durban.
Lo que constituyó, en su momento, toda una novedad para mí.
Con el advenimiento de las sucesivas declaraciones de independencia en territorio africano, es decir la “Africanización”del continente, de la noche a la mañana se encuentran los habitantes de la ex colonia en un Estado de cosas organizado. Lejos de cambiar la estructura, los lugareños adoptaron el sistema sin modificaciones.
Pero estamos en África. Y en África no se puede olvidar la vieja tradición de clan.
En ese continente el individualismo es sinónimo de desgracia. Así, los elegidos en lugar de los Europeos, en un santiamén (sin modificar los altísimos sueldos y prebendas) se incorporaba todo el clan a la nueva situación (de por ejemplo, un funcionario, Ministro etc.)
Todos gozaban de tal situación de privilegio, con salarios desmesurados, dando lugar al nacimiento de una nueva clase social (inédita en el continente) que se denomina burguesía burocrática, que no produce nada ni crea riqueza, y si se ha convertido en una fuente inagotable de corrupción, golpes de estado y violencia explícita y una vez más la segregación de unos clanes contra otros, los gobernantes discriminando a los gobernados.
No pocos genocidios han tenido como fuente originaria esta soterrada lucha por el poder. Poder garantizado por las riquezas naturales, (diamantes, petróleo y demás) y que generan largas dictaduras que han sumido a parte del continente en la miseria el hambre y la muerte.
Que como la práctica de la segregación ha tomado varios caminos que muchas veces se entrecruzan hasta que el círculo vicioso de las interacciones hace que uno mismo se vea dentro de ese esquema perverso y recurrente.
Convencido escribo que este fenómeno, mucho más universalizado y generalizado de lo que uno cree. En origen, los blancos poseían las mejores tierras, la industria y los barrios ricos: y por el otro, los negros subsumidos en barrios de hojalata, en parcelas de tierra estéril y semidesértica, o urbana en lugares estrechos y siniestros a los ojos de “las clases dominantes”.
La idea del apartheid, es de por sí tan pérfida que con el tiempo sus mayores víctimas han encontrado en el sistema una oportunidad de independencia.
El africano podía decir _ No solo yo el negro, puedo entrar en tu territorio- Tampoco usted, el blanco, puede entrar en el mío.
Quienes conozcan el Soweto, barrio importantísimo de Johannesburgo, sabrán de qué se habla.
Extrapolando las conductas la historia y los lugares y pensando cada uno de nosotros y a nuestro propio riesgo, vemos similitudes puntuales en todas partes del mundo, y ni que hablar de Latinoamérica, nuestro país, y aún nuestro lugar doméstico.
El siglo XXI, nos encuentra en la más profunda de las actividades individualistas, solo pervive el aspecto corporativo en círculos de pertenencia ligados al poder cualquiera sea este, y con el espíritu de clan se repiten en la burguesía burocrática, prácticas inconmovibles de épocas coloniales y “ asentamientos “ (neologismo empleado para definir a lugares precarios) que rodean y se amplían en los suburbios de las ciudades, sean estas grandes o chicas, donde se cobijan los nuevos destinatarios del apartheid tan igual al de comienzos del 1900, con los mismos códigos que conjuga la “africanización” con las lógicas consecuencias aterradoras de criminalidad marginal, diferente por cierto de la criminalidad de las clases acomodadas, al mínimo en cuanto estilo y ocasión.
Curiosidades, por cierto, que muestran una existencia limitada en el tiempo, matizada con la pintoresca impronta de la tangible vigencia del derecho cada vez mas patente a observar en soledad, cómo se consolida en medio del futuro por venir, el pasado que nunca se fue.
(*) Escritor- Abogado Constitucionalista – ex Legislador provincial y Convencional Constituyente provincial, colaborador permanente de la ONU para Asuntos de Africa.
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