La situación económica de Tierra del Fuego se torna cada vez más crítica, con una caída alarmante en la producción de gas y petróleo, sectores que constituyen casi la mitad de las exportaciones provinciales.
Según datos del Instituto Provincial de Análisis e Investigación, Estadística y Censos (IPIEC), la producción de petróleo registró en septiembre 18.185 metros cúbicos, lo que representa una disminución interanual del 13%.
La producción de gas, por su parte, continuó su tendencia negativa, alcanzando los 191,04 millones de metros cúbicos, un recorte interanual del 15,6%. Esta caída se extiende por más de un año en el gas y dos meses consecutivos en el petróleo, reflejando una tendencia preocupante para la economía local.
La caída en la producción de hidrocarburos se produce en un contexto de incremento nacional, donde la cuenca neuquina reportó un aumento del 14,35% en agosto. En contraste, las cuencas del Golfo San Jorge y la Cuenca Austral, donde se sitúa Tierra del Fuego, experimentaron caídas del 4,95% y 8,89%, respectivamente.
Esta disminución en la producción no solo impacta a los actores del sector, sino que también afecta directamente las finanzas provinciales.
Sin amigos en la Rosada
Por otra parte, en lo que va del año, Tierra del Fuego recibió $3.212 millones en concepto de transferencias no automáticas del gobierno nacional, convirtiéndose en una de las provincias menos beneficiadas, junto con La Rioja y La Pampa.
La administración de Javier Milei adoptó una estrategia de recortes que generó una contracción del 82,4% en los envíos no automáticos de fondos a la provincia.
Este ajuste se enmarca dentro de un modelo de gobernabilidad que privilegia a provincias con relaciones más favorables con el gobierno nacional, dejando a Tierra del Fuego en una situación desventajosa.
Mientras que otros distritos, como Tucumán y Misiones, recibieron significativas sumas en transferencias, la provincia fueguina sigue viendo disminuir sus recursos.
La gestión de Milei se caracteriza por la discrecionalidad en la distribución de fondos, utilizando las transferencias no automáticas para premiar a gobernadores afines, mientras ignora las necesidades urgentes de provincias con administraciones opositoras.
Este enfoque generado frustración en Tierra del Fuego, donde la reducción de ingresos no solo agrava la crisis económica, sino que también pone en riesgo la delicada estabilidad social y política.
A medida que la producción de recursos naturales sigue en declive y los fondos federales escasean, la necesidad de una estrategia coordinada para revitalizar la economía de Tierra del Fuego se vuelve imperativa.
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