En la sala de juicio del Distrito Judicial Norte se llevó a cabo este miércoles la primera jornada del debate oral y público en el que intenta se establecer lo sucedido la tarde-noche en que fue asesinado el joven de 21 años Franco Agustín García.
El hecho de sangre tuvo lugar el 12 de octubre de 2023 en la esquina de Luis Py y Jorge Newbery, donde antiguamente se encontraba ubicado el tristemente recordado local bailable “Chocolate”. Tras ser agredido, Franco García, ayudado por testigos, se desplazó hasta cercanías de la plaza Almirante Brown donde cayó ya sin fuerzas para fallecer luego en el Hospital.
El Tribunal de Juicio, presidido por Eduardo López, con las vocalías de Juan José Varela y Verónica Marchisio, deberá dictar justicia, luego de escuchar las exposiciones del Ministerio Público Fiscal, representado por Ariel Pinno, de la defensa a cargo de la Dra. Adriana Varisco y de la querella patrocinada por el abogado Joel Alejandro Colli. Desfilarán además unos 36 testigos convocados, aunque algunos de ellos prestarán testimonio vía videoconferencia o se incorporarán por escrito las declaraciones brindadas en etapa de instrucción.
Primera jornada
Al inicio del debate, desplegó la acusación el Dr. Pinno, quien presenta como único acusado a César Carlos Toledo, quien al momento de los hechos tenía 19 años de edad.
De acuerdo a los testimonios, la victima habría sido atacada por un grupo de patoteros, de los cuales Toledo había sido quien empuñaba el arma asesina.
Conforme a la acusación, Toledo habría asestando, entre otras lesiones, una puñalada en el abdomen a García, provocándole la muerte casi inmediata.
El primer testigo citado, el experto médico forense Javier Fernández dio cuenta de las lesiones que presentaba el cadáver, detallando que además de la puñalada mortal denotaba excoriaciones en el rostro, producto de golpes recibidos en vida. Tenía además cortes y lesiones en los brazos, propios de maniobras defensivas frente al ataque criminal.
Tras la exposición del Fiscal, se le consultó al imputado, defendido por la abogada Adriana Varisco, si deseaba declarar ante el tribunal, a lo que respondió negativamente, aunque le asiste el derecho a hacerlo en cualquier momento del proceso oral.
Carlos Toledo llega al juicio en calidad de detenido, en virtud de existir (a juicio de los magistrados) riesgo procesal, derivado de su fallido intento de fuga tras el crimen y la posibilidad que tendría de influir sobre los testigos en caso de permanecer en libertad.
Testigo bajo sospecha
Uno de los primeros momentos conflictivos del proceso se dio en esta primera jornada a partir del testimonio de un joven que al momento de los hechos era menor de edad, y que aparece como testigo clave para referir lo ocurrido y deslindar culpabilidades.
Sin embargo, su relato resultó confuso y contradictorio, fundamentalmente, opuesto a lo declarado por él mismo frente al Juez de Instrucción, por lo que en varias ocasiones debió repetir su relato, frente a la sorpresa y el apenas disimulado enojo del Fiscal.
De hecho, en la oportunidad de dar testimonio en etapa de instrucción, el muchacho afirmó haber presenciado el ataque criminal, en tanto que ante el tribunal lo negó y refirió haberse enterado de la agresión por versiones de terceros.
Frente a ello, fue advertido de las penas previstas por falso testimonio, ante lo cual se mantuvo en sus dichos y arguyó que había sido malinterpretado por los escribientes que tomaron nota de su primera declaración.
En virtud de las contradicciones observadas, el Fiscal Pinno pidió se reserve la posibilidad de iniciar un expediente por presunto falso testimonio en contra del testigo.
La acusación que pesa sobre Carlos Toledo es de homicidio simple, que prevé una pena de 8 a 25 años, si no incorporan agravantes ni atenuantes.
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