La retinopatía del prematuro, comúnmente conocida como ROP, es una enfermedad ocular que afecta a los recién nacidos prematuros, especialmente aquellos que llegan al mundo antes de las 36 semanas de gestación.
Según el Dr. Gonzalo Zárate, oftalmólogo experto en la materia, esta patología se presenta frecuentemente en neonatos con un bajo peso al nacer, generalmente aquellos que pesan menos de dos kilos.
Desarrollo ocular y factores de riesgo
Durante las primeras semanas de gestación, el desarrollo del sistema ocular es crucial. A medida que avanza el embarazo, se inicia la formación de estructuras oculares complejas, incluida la retina. Sin embargo, cuando un embarazo se interrumpe prematuramente debido a factores patológicos, tanto de la madre como del bebé, el desarrollo de la retina puede verse afectado. Esto puede resultar en una alteración en su formación, lo que conlleva a la ROP.
El Dr. Zárate subraya la gravedad de esta condición, ya que si no se diagnostica y se trata a tiempo, la retinopatía del prematuro puede llevar a la ceguera irreversible en el 100% de los casos. Por ello, es imperativo que todos los recién nacidos prematuros sean sometidos a un examen de fondo de ojo antes de ser dados de alta de neonatología.
Importancia de la detección temprana
La legislación en Argentina establece que ningún niño debería salir de los cuidados neonatales sin haberse realizado este examen. «Es inadmisible que un bebé, especialmente uno que nace antes de las 30 semanas, no reciba este control fundamental,» afirma el Dr. Zárate.
La ROP puede complicarse rápidamente; incluso un procedimiento quirúrgico en un bebé prematuro implica riesgos adicionales que pueden resultar en problemas de visión a futuro. Las cirugías pueden ocasionar miopía severa, desprendimiento de retina y otros trastornos visuales. Por eso, una intervención precoz y adecuada es muy importante.
Manejo de la Retinopatía del Prematuro
La ROP se desarrolla en fases y áreas específicas de la retina. En los casos más graves, se utiliza la terapia con láser para detener el crecimiento anómalo de los vasos sanguíneos, una intervención que debe realizarse con cuidado, dado que la retina aún no está completamente desarrollada. Es un proceso complejo que involucra no solo la cirugía, sino también un manejo integrado del cuidado neonatal, que considera factores como el oxígeno administrado, infecciones y la presencia de hemorragias cerebrales.
El Dr. Zárate destaca que el seguimiento y el control son esenciales en el tratamiento de la ROP. Los bebés prematuros que nacen, por ejemplo, a las 29 semanas y pesan alrededor de un kilo y doscientos gramos, suelen permanecer en cuidado intensivo hasta alcanzar las 35 o 36 semanas, período en el cual se evalúa la intervención requerida.
La retinopatía del prematuro es una condición seria que requiere una atención detallada y oportuna para prevenir la ceguera. La colaboración entre neonatólogos y oftalmólogos es fundamental para manejar esta patología de manera eficaz.
La concientización sobre la importancia de los controles oculares en los bebés prematuros puede marcar la diferencia entre la visión y la ceguera, subrayando la necesidad de protocolos rígidos en la atención neonatal.
“Por definición los prematuros siempre son por debajo de las 36 semanas porque una gestación normal va a entrar en las 38 y las 42 semanas -sostuvo el especialista-. Generalmente un bebé de 36 semanas no precisa un control tan exhaustivo, los bebés complicados son aquellos que nacen de 28 a 30 semanas, o aquellos que nacen con un bajo peso, de 800 gramos, 700 gramos, y a veces uno no tiene conciencia de lo que es un bebé de este tamaño”.
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