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Problema sin solución

Los perros asilvestrados obligan a las estancias a cambiar de matriz productiva

Advierten que la presencia de perros cimarrones ha forzado a productores de Tierra del Fuego a dejar la cría de ovinos, optando por vacunos, menos rentables y adaptados.

La presencia de perros asilvestrados en las zonas rurales de Tierra del Fuego ha generado un profundo impacto en la actividad productiva de las estancias, obligando a muchos productores a modificar sus prácticas.

Según advirtió en estos días el Dr. Adrián Schiavini, experto en Ciencias Biológicas e investigador del CADIC-CONICET de la ciudad de Ushuaia, la problemática es de tal magnitud que ha empujado a los productores a dejar de criar ovinos y volcarse a la cría de bovinos, pese a que esta última no se considera adecuada para las características del entorno fueguino. «La situación es extrema», afirmó, en consonancia con recientes declaraciones de Lucila Apolinaire, presidenta de la Asociación Rural de Tierra del Fuego.

De acuerdo con Schiavini, la problemática de los perros asilvestrados en la provincia se remonta al año 2008 y afecta particularmente al área de ecotono, situada al sur de Río Grande, entre el lago Fagnano y el río Grande. Esta región, que presenta una mezcla de bosque y estepa, ofrece un refugio natural a los perros asilvestrados, quienes encuentran en el bosque un espacio adecuado para sobrevivir al invierno gracias a la disponibilidad de presas alternativas como el guanaco y ciertas aves. «La estepa provee mucho menos refugio», explicó Schiavini en una publicación del portal Agrositio. Las estancias ubicadas al norte del río Grande, que concentran la mayor parte de la producción ovina, no enfrentan el mismo nivel de conflicto.

El cambio de ovinos a bovinos no es una transición fácil. La infraestructura de las estancias fueguinas, diseñada a lo largo de más de un siglo, responde específicamente a las necesidades de la cría de ovejas, no de vacas.

Además, Schiavini destacó que los pastizales fueguinos son más aptos para el ganado ovino, que puede encontrar alimento durante el invierno con mayor facilidad en comparación con las vacas. «Nuestros pastizales son para criar ovinos, que son animales relativamente más duros que las vacas», puntualizó el biólogo, argumentando que las vacas necesitan más tiempo para alcanzar la madurez y representar una ganancia económica para los productores. «Mientras que la oveja rápidamente te entrega un retorno a través del cordero y de la lana, en un año tenés eso; mientras que para la vaca tenés que esperar dos años o más», detalló Schiavini, señalando que este cambio reduce la rentabilidad de las estancias.

Pese a este contexto adverso, el científico explicó que la mayoría de los productores estarían dispuestos a retornar a la cría de ovinos si se lograra un control efectivo de los perros asilvestrados. «Por varios motivos Tierra del Fuego es más apta para la cría de ovinos y los productores volverían a criar ovinos si se controla el perro asilvestrado», declaró, agregando que la implementación de estrategias adecuadas permitiría vislumbrar un futuro más optimista para la actividad ovina en la región.

No obstante, el especialista también reconoció que algunos estancieros se resisten a adoptar innovaciones en el manejo de sus stocks ovinos y no están dispuestos a invertir en medidas de protección, como los perros guardianes.

En este sentido, sugirió que los productores que deseen mantener la cría de ovejas deberían considerar la incorporación de perros protectores, no solo en sus propios establecimientos sino en conjunto con los estancieros vecinos. Esta medida, indicó, podría disuadir a los perros asilvestrados de acercarse a las ovejas, ya que, si todos los productores de una zona implementan el mismo enfoque, «las ovejas estarían protegidas y los perros asilvestrados estarían asustados y fuera del lugar».

Asimismo, hizo referencia al trabajo que está llevando a cabo el Comité de Seguimiento del Plan Provincial de Manejo de Perros para abordar el problema de manera integral y buscar soluciones a largo plazo.

La problemática de los perros asilvestrados en Tierra del Fuego no solo ha puesto en jaque a los productores ovinos, sino que también ha resaltado la necesidad de encontrar un equilibrio entre las prácticas productivas y la preservación de la fauna local. La situación demanda una respuesta coordinada y el compromiso de todos los actores involucrados para garantizar la sostenibilidad de las actividades rurales en la provincia.

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