En diciembre próximo Sofia Yasmín Herrera cumplirá 20 años. Tenía 3 cuando desapareció en el excamping John Goodall, a 65 kilómetros de Río Grande, mientras iniciaba una jornada de camping junto a su familia y una familia amiga.
La mayor esperanza de encontrarla radica hoy en que ella misma se identifique en la nena de los afiches o algún retrato actualizado y venga a reunirse con su familia, que no abandona ni por un instante la esperanza y la decisión de seguir buscándola.
Desde aquel domingo fatídico, una interminable sucesión de hechos, de apoyos y de errores judiciales rodearon a la investigación apuntada a hallar a la niña más buscada de la Argentina, pero nada que arrimara a sus padres a la posibilidad de dar con su hija.
Este sábado 28 de setiembre se cumplió el 16to aniversario de la desaparición de Sofía y sus padres, María Elena Delgado y Fabian Herrera se hicieron presentes una vez más en la esquina de Cabo de Hornos y Cambaceres, donde renovaron el clamor y la demanda de mayor compromiso por parte de las autoridades.
“Mientras María Elena no se vaya a Buenos Aires, o si no hay un llamado para que se muevan, no se mueve nada acá, no se les cae una idea”, se desesperó Fabián frente al puñado de micrófonos que insisten en no dejarlos solos cada 28 de setiembre.
“Si nosotros no buscamos no se hace nada”, subrayó Herrera, lamentando una vez más la que entienden como despreocupada actitud de funcionarios judiciales y políticos que aseguran cada vez que se les pregunta que “no hay nada que hacer, salvo esperar un milagro”.
Fabián se refiere a los incontables viajes que su esposa realiza desde hace 16 años buscando adhesiones, esperando en los pasillos de canales de televisión porteños o frente a puertas de despachos oficiales de funcionarios nacionales que alguna vez se apiadan de su angustia.
“A mi hija la robaron gente ligada al poder”, asegura Fabián Herrera, sin pruebas, pero sin dudas de que tanto yerro, tanta desidia y tantas contradicciones en la búsqueda deben que ver con alguna inconfesable complicidad.
A pesar de la importancia que el caso Sofía tuvo y tiene a nivel nacional, al punto de crear un protocolo de búsqueda de niños perdidos que lleva su nombre, ellos no entienden que en Tierra del Fuego nadie quiere que se le toque el tema, que se haya desmantelado el aparato creado en 2008 para investigar el caso y sostener la búsqueda. Ni siquiera se renuevan las medidas y las acciones para ubicar el único sospechoso, un chileno apodado “Espanta la virgen”, del que nada se sabe desde 2015 aunque pese sobre su cabeza una alerta roja de Interpol.
En 2008, antes de la creación de la citada “Alerta Sofía”, la difusión en el mundo de la imagen de Sofía Herrera dependía de instituciones no estatales como Missing Children o Red Solidaria. “Si hubiese existido algo parecido por esa época, quizás la encontrábamos”, reitera a menudo. Hoy, las condiciones son otras, la tecnología permite la actualización del rostro vía IA, medida que el Poder Judicial ha dejado de impulsar y depende (si alguna vez se realiza) de iniciativas privadas.
En contraposición, la impresión de un retrato antiguo, borroso y en blanco y negro en el dorso de algún cedulón pretende hacernos creer que alguna autoridadse acuerda de Sofía Herrera en nuestra provincia.
“Ya pasaron 16 años y no quiero que nadie ni la Justicia se olvide de ella”, implora desde el fondo de su angustia”, María Elena Delgado. “Se cometieron muchos errores en su búsqueda, pero quiero que la sigan buscando, porque yo no dejé de hacerlo ni un día de mi vida”.
Ni ella, ni su marido Fabián , ni Giuliana, la hermana menor (hoy adolescente) a la que Sofía le eligió el nombre, aunque jamás llegó a conocerla.
El viento, algunos periodistas y unos pocos amigos desafiaron este sábado al viento helado y al olvido cruel en la esquina de Cabo de Hornos y Cambaceres, aunados por la misma consgna: “No dejemos de buscar a Sofía”.
El poder, ausente.
(capturas de video: Minuto Fueguino)
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