Roberto Eduardo Sánchez: El primer médico de Río Grande

En las heladas tierras del sur argentino, donde el viento serrucho corta el aliento y moldea los árboles bandera, nació hace casi 70 años un pionero en el campo de la medicina: Roberto Eduardo Sánchez, el primer médico generalista de Río Grande. 

En una entrevista en el programa “Un gran día” de ((La 97)) Radio Fueguina, durante el segmento “Chicos que crecen”, el médico Roberto Sánchez compartió su historia de vida, marcada por el esfuerzo, la dedicación y la pasión por ayudar a su comunidad.

Roberto nació en 1954 en el BIM 5, un pequeño hospital que era parte integral de la vida de un Río Grande aún en crecimiento. Su madre, nacida en 1935, también vio la luz en el mismo lugar, y su padre llegó desde Punta Arenas, Chile, junto a toda su familia, cuando tenía 14 años, contribuyendo a las raíces de esta ciudad que en aquellos años apenas contaba con unas pocas familias. 

«Era una población muy pequeña y todos estábamos bastante integrados; los cumpleaños y las fiestas eran siempre los mismos», recordó.

Su infancia transcurrió en la escuela número 2, donde empezó a cultivar no solo conocimientos, sino también lazos que lo acompañarían a lo largo de su vida. Posteriormente, su familia se trasladó a Mar del Plata por motivos laborales de su padre, quien trabajaba en Aerolíneas Argentinas. 

En esta nueva ciudad, Roberto finalizó su secundaria en el Instituto Don Orione. Con una pasión interna y un deseo de superación, se preparó para dar el siguiente paso hacia su futuro en la medicina.

Durante su trayecto educativo, Sánchez contempló varias opciones: la actividad física y la veterinaria estaban entre sus intereses. Sin embargo, una vocación más profunda lo llevó a optar por medicina. 

“Tenía la idea de estudiar y me decidí por medicina”, afirmó con orgullo. Finalmente, ingresó a la Universidad Nacional de La Plata, donde dedicó largas horas de estudio, promediando entre 10 y 12 horas diarias, lo que le permitió terminar su carrera sin contratiempos.

Pero los desafíos no solo eran académicos. En aquel entonces, Roberto tuvo que enfrentarse al servicio militar, el cual interrumpía su formación. Sin embargo, con determinación, logró postergar su incorporación hasta que finalizó sus estudios. 

«Tuve que pedir permiso para rendir mi última materia mientras estaba en servicio militar», recordó.

Tras su graduación, Roberto regresó a su Rio Grande natal, donde no solo se inscribió en la historia médica de la ciudad, sino que también contribuyó al desarrollo de la atención sanitaria en su comunidad. “Sé que soy el primer médico de Río Grande”, comentó. Aunque existían rumores sobre otro médico en Ushuaia, pero que no habría llegado a ejercer la profesión.

Hoy, Roberto Sánchez no solo representa la primera generación de médicos fueguinos, sino también un símbolo de dedicación y amor por su profesión. Con su testimonio, inspira a nuevas generaciones a perseguir sus sueños.

La historia de Roberto Sánchez es un recordatorio de que cada región, por pequeña que sea, tiene sus héroes anónimos, y no tan anónimos, que construyen comunidades y forjan el futuro. Su legado es un faro para los jóvenes que aspiran a seguir sus pasos en la noble tarea de sanar y servir.

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