Este viernes por la noche, la Facultad Regional Tierra del Fuego de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) celebró un momento significativo con la graduación de Daniel Salvagno, el segundo Ingeniero Electromecánico de su historia. La primera en alcanzar este logro fue Fiona Rodríguez.
Salvagno, de 50 años, defendió su trabajo final titulado “Máquina de ensayo de fatiga bajo norma ATM E466” con una calificación de 10. La mesa examinadora estuvo integrada por los ingenieros Hugo Bonifacini, Javier Álvarez y Demian Ferreyra, quienes quedaron impresionados con la calidad y el rigor del proyecto.
En conversación con Prensa Universitaria, Salvagno relató que su vínculo con la UTN comenzó en 2016, gracias a los cursos que la fábrica Río Chico les permitió realizar en la facultad. “Comencé con cursos de electrónica básica que nos ofrecía la fábrica. Aunque siempre tuve la idea de estudiar una carrera, las responsabilidades familiares y laborales postergaron ese sueño”, explicó.
La oportunidad de estudiar Ingeniería Electromecánica se presentó más tarde y Salvagno no la desaprovechó. “No me gustaban las ingenierías química e industrial, así que cuando se abrió la carrera de Electromecánica, me inscribí de inmediato,” recordó. Su camino no fue fácil; trabajar y estudiar al mismo tiempo significó un gran sacrificio para él y su familia.
Su tesis, centrada en la creación de una máquina para ensayos de fatiga de materiales, nació de una necesidad observada durante sus estudios. “En cuarto año, en la materia Elementos de Máquina, no teníamos una máquina para hacer ensayos de fatiga, así que prometí construir una y dejarla en la facultad,” comentó Salvagno. Aunque aún debe coordinar detalles con su empresa, su intención es donar el equipo a la universidad.
Sobre su nuevo título, Salvagno expresó una mezcla de humildad y esperanza. “Aunque el título de ingeniero puede abrir nuevas puertas, sigo siendo el mismo. Lo que más espero es que este esfuerzo beneficie tanto a mi vida profesional como personal», afirmó.
Salvagno inició su carrera universitaria a los 44 años, después de más de 20 años sin estudiar, y destacó la importancia de la educación pública accesible para todos. “La universidad pública nos da la posibilidad de estudiar a cualquier edad. Lo más importante es tener ganas y ser constante,” dijo.
Salvagno subrayó que su logro es el resultado del esfuerzo compartido con su familia. Agradeció a su esposa Danisa y sus tres hijos, Lautaro, Valentino y Catalina, por su apoyo incondicional. “Cada ingeniero que se recibe es un esfuerzo familiar. Mi familia también hizo un gran sacrificio,” concluyó.
Para la comunidad universitaria y sin dudas, para la comunidad toda, Daniel Salvagno es un ejemplo de perseverancia y dedicación y demostró que nunca es tarde para alcanzar los sueños y que la educación es un pilar fundamental para el progreso personal y profesional.
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