¿Qué se sentirá leer y escribir por primera vez a los 70 años? «Es otro mundo», respondió emocionada María, una vecina de Río Grande. Para ella, las letras eran «garabatos», ya que no les encontraba un sentido. Tras un año de intenso trabajo y mucho esfuerzo, ella logró cumplir su sueño: Aprender a leer y a escribir.
En diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina, María comentó gracias a este gran paso en su vida ahora puede leer los letreros que encuentra en los carteles, así como también los libros de su nieto.
Su historia
En el programa radial «Un Gran Día» relató que no fue a la escuela, porque su obligación «era cuidar las ovejas, hacer trabajos con verduras en la casa par ayudar a mis padres, entonces no me quedaba tiempo para ir a la escuela».
«Iba de noche, pero porque yo quería. Sin embargo, a mí papá no le alcanzaba el dinero para que yo pueda ir a la escuela». Detallando un poco más su situación en aquella época, relató que su lápiz de escribir era pequeño, entonces debía unirlo a un palo, para que sea del tamaño suficientemente cómo para escribir.
En cuanto a los cuadernos, comentó que ella misma los confeccionaba «con unos papeles marrones, que encontraba en los almacenes. La profesora me felicitaba, porque yo los hacía tal como los tenían mis hermanos».
Ante la consulta de ((La 97)) Radio Fueguina del porqué sus hermanos asistían al colegio y ella no, María explicó que su padre decía que sus hermanos «eran más inteligentes, y además les alcanzaba la plata sólo para ellos. Yo quedaba a lo último».
«Soñaba con aprender a leer y a escribir. Quería saber qué decían esas anotaciones que escribían mis hermanos, así como también los carteles» que veía.
Próxima a cumplir sus 70 años, María se acercó a la Dirección del Adulto Mayor del Municipio, sito en Av. San Martín 677, para formarse de manera gratuita. «Me pareció muy fácil el hecho de que yo solamente tenía que poner el empeño de aprender».
María abrió su corazón y comentó que cuando pudo leer sus primeras oraciones significó mucho para ella, ya que «saber que todo el esfuerzo que puse, se transformaba en una palabra legible para mí«. Gracias a su notable avance, puede generar nuevas experiencias, tales como escribirle notas a su nieto.
«Es otro mundo», destacó María. «Mis hijas, desde Salta me apoyan, me recalcan que nunca es tarde» para aprender.
Sin embargo, este no es el final del aprendizaje de la vecina de Río Grande, ya que indicó que ahora se dedicará de lleno con las matemáticas. «Quiero saber lo que es la unidad, decena y centena. Tengo billetes de cotillón, porque así los aprendí a reconocer. Me cuesta todavía aprender a componer los números de las platas», se sinceró.
Por último María se tomó un tiempo para agradecer «principalmente a mí profesora, al Municipio y al Intendente porque hasta el día de mí cumpleaños el estuvo presente en la Dirección del Adulto Mayor».
De esta forma, gracias a su interés y empeño por aprender a leer y a escribir, así como también por el esfuerzo y dedicación de la profesora, que la acompañó en este trayecto, María logró cumplir su sueño, dejando un gran ejemplo: La educación no tiene edad.
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