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Cuando Independiente sufría, apareció Rodríguez y pudo festejar

Atlético Tucumán había logrado empatarle con nueve jugadores. El enganche, que ya había metido el segundo, clavó un golazo desde afuera del área para el desahogo de los de Gallego. Y después Núñez puso el 4-2 final.

Una caldera. Jugaba Independiente en el Monumental José Fierro de Atlético Tucumán. El Diablo del Tolo Gallego, que llegaba derrotado y con temperatura por una semana difícil. Encima en el Jardín de la República el clima lejos estaba de ser placentero: 40 grados en la cancha. Calor, en las tribunas porque el Decano se presentaba ante su gente en Primera; en el banco del Rojo, urgido de resultados; y en el césped, con el sol pegando duro sobre la tierra. < ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />

Héctor Rivoira cambió. Dejó atrás el 4-4-2 del debut en la derrota ante San Lorenzo y, en su casa, paró un 3-4-1-2, con Claudio Sarría como enganche, Montiglio bien abierto a la derecha y Longo sobre la izquierda, más Pereyra y Luis Rodríguez adelante. Fue más Atlético en el primer tiempo. Porque Independiente no tenía la pelota. Acevedo y Godoy no hacían pie en el medio, Gandín no desbordaba, Silvera no tenía peso y el único que intentaba algo diferente era el Patito Rodríguez, volcado sobre la izquierda y asociado con las subidas de Mareque.

El Decano era dueño de la pelota y del campo. Y no tardó en generar peligro sobre el arco de Hilario Navarro. La primera fue una volea de Sarría desde la puerta del área que se fue apenas al lado del palo izquierdo del arquero correntino. A los 21, se abrió el marcador. Un pelotazo sobre la derecha para César Montiglio, mano a mano con Mareque. El volante enganchó hacia el medio y sacó el zurdazo al segundo palo. El tiro no fue violento, pero si bien ubicado. Bajó justo y se metió al lado del palo, en el vértice que forma con el piso, sobre la derecha de Hilario que se estiró en vano. 1-0 para el Decano y explosión en el Monumental.

Parecía que Independiente estaba para el cachetazo. Otra vez Montiglio complicaba por derecha. Desbordó, se metió en el área y ante el cruce de Leonel Galeano se dejó caer. Dio la sensación de que el central de Independiente le había cometido penal. Pero Diego Abal no se dejó engañar, pudo ver con precisión la simulación de Montiglio, le mostró la segunda amarilla, la roja y dejó al local con diez. Cambió el partido, por lo menos desde la táctica, porque Sarría se metió entre los volantes para formar una línea de cuatro en el medio y porque Gallego decidió poner a Leonel Núñez en lugar de Ignacio Piatti, para ir en busca del empate.

Con el cambio del Tolo la mesa quedó servida para el segundo tiempo. Busse, además, ingresó por Godoy y el Rojo pasó a atacar con siete jugadores. Vella por derecha, Mareque por izquierda. Busse y Patito Rodríguez, más Silvera, Gandín y Núñez. Independiente fue con todo lo que tenía para dar vuelta la historia. La primera clara fue a los 14, pase del Pato, Silvera define y Barone rechaza en la línea.

A los 16, Vella sacó un derechazo desde afuera del área e Ischuk despejó al córner. Llegó el envío desde la derecha, se pasaron todos, la pelota se iba del área sin peligro y Diego Erroz metió la mano. Abal cobró penal. Un penal infantil como pocos. Gandín remató desde los doce pasos, Ischuk tapó sobre su izquierda, pero el rebote le quedó al Chipi que se sacó el susto y puso el 1-1.

Explotó Rivoira con Abal y se fue expulsado. El entrenador de Atlético todavía reclamaba por la roja a Montiglio. El Decano quedó sin conducción, sin la ventaja y con un hombre menos. Para Independiente no fue difícil pasar al frente. A los 22, una gran jugada colectiva terminó con un pase de Busse a Silvera por derecha, centro atrás y gol del Patito Rodríguez, el primero en su carrera.

Con la ventaja Gallego sacó a Silvera y puso a Pusineri, para aguantar el resultado. Parecía que no iba a tener problemas el Rojo en conservar el triunfo. Encima el público local (colmó el Monumental) impaciente y enojado con Abal, le ponía un clima hostil al partido. Tanto que el segundo línea, Avalo, recibió un proyectil en la cabeza y el partido casi se suspende. La gente se calmó y en la reanudación Independiente se durmió. Ingresaron Fabio Escobar (ya lo había hecho Matías Escobar por Sarría) y David Drocco por Erroz y Musto en Atlético. Y el paraguayo enseguida vio la roja por protestar una falta que no había existido. Una expulsión fugaz y el Decano quedó con 9.

A pesar de jugar con dos menos, Atlético Tucumán aprovechó el quedo del Rojo. Drocco tomó un balón por derecha y tocó de zurda, entre líneas, para dejar solo a Luis Rodríguez con Navarro. El delantero tiró la gambeta larga sobre su derecha y definió cruzado para el 2-2. Increíble, el local llegaba a la igualdad con dos hombres menos que su rival y corrían 35 minutos del complemento.

Cuando la tarde calurosa de Tucumán tenía olor a hazaña apareció el verdadero héroe de Independiente. El talentoso, guapo y atrevido Patito Rodríguez agarró la pelota y sin miedo sacó un derechazo desde afuera del área que se clavó en el ángulo derecho de Ischuk, a los 39. Un golazo más que oportuno para salvar a Gallego que había quemado los cambios. Lejos de entregarse, el Decano fue a buscar un nuevo empate heroico. Lo tuvo con un par de cabezazos de Barone y Villavicencio, pero Navarro salvó su arco. Y sobre el final, en una contra, con la defensa de Atlético desarticulada, Leonel Núñez selló el 4-2 tras un pase del Patito. Ganó Independiente en Tucumán, en un partido caliente e infartante.

Fuente: Clarín