Hoy comenzaron los alegatos en el juicio que se sigue contra Francisco Amador por el crimen de Marianela Rago, la joven fueguina de 19 años que fue asesinada de 23 puñaladas en su departamento de Balvanera en junio de 2010.
En una jornada clave para lo que será el juicio que se sigue a Amador, los amigos y amigas de la víctima publicaron una carta abierta exigiendo justicia por Marianela:
Carta abierta de amigxs de Mariana a la comunidad, a lxs que nos escuchen:
Somos un grupo de amigxs de Marianela Rago Zapata, de la escuela, de Tierra del Fuego y de la vida. Marian fue asesinada en su departamento en Balvanera (Capital Federal) en junio de 2010. Desde entonces, todxs y cada unx de nosotrxs convivimos con el dolor de la pérdida de nuestra amiga.
Hoy, 13 años después, finalmente se llegó a la instancia del juicio oral. Hasta ahora, el único imputado (Francisco Amador, su ex pareja), quien fue sobreseído en cinco oportunidades está sentado en el banquillo de los acusados y se lo está juzgando por homicidio simple, nombre que lleva hasta ahora la carátula del caso.
Desde septiembre de este año, nos encontramos haciendo memoria colectiva, reviviendo recuerdos, marcas difíciles para todxs porque sí o sí conllevan el sabor de la injusticia. Desde este lugar, queremos poner voz a los hechos porque Marian ya no puede.
Queremos contar nuestra historia como amigxs y red, con la autorización que tomamos de la amistad que vivimos y como testigxs de la violencia que también nos tocó presenciar, confirmar y denunciar de diferentes modos.
Queremos decir lo que vivimos para que otras mujeres no tengan que pagar las consecuencias de la impunidad, vivir las secuelas de una cultura por machista y patriarcal, después de tanto tiempo, después de tantas cosas. Y para hacer algo con el dolor que sentimos al no tener más a nuestra amiga.
Marian era mujer en este sistema patriarcal y lo que pasó no es un hecho aislado de la vida privada de alguien ni un crimen pasional. Tampoco es un homicidio simple.
13 años después, tenemos una ley contra las violencias machistas, tenemos políticas públicas, tenemos palabras para nombrar este horror. El «caso» de nuestra amiga responde a todos los apartados de la ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. Pero todavía no hay justicia. Se despolitiza. La mirada se reduce únicamente a los vínculos “privados”, “aislados”… “la novelita”. Eso es producto de la normalización de la violencia de género.
La violencia actúa así, como una mancha de humedad grande en el techo que no se puede sacar. Se puede tapar. Pero se va esparciendo en el aire, se respira en el ambiente, se huele, va contaminando todo lo que toca. Así está el caso para nosotrxs aún, que mantiene al único imputado borroso de la escena del crimen.
¿Qué más hace falta además de una nueva denuncia por parte de otra mujer que pone la lupa en el mismo lugar? ¿Otra muerte?
El imputado en el caso de Marian ha continuado ejerciendo violencia contra otras mujeres, al punto que su expareja reciente y madre de su hijo lo ha denunciado por violencia de género y tiene, en ese sentido, una medida activa de restricción perimetral.
¿Qué pruebas más hacen falta para darle valor a voces que nombran, ejemplifican, relatan, demuestran la violencia? De género sí, porque todo lo que hace que un hombre busque eliminar a una mujer porque no puede poseerla o domesticarla, ¿qué otro nombre le cabe?
En las audiencias que se han desarrollado todas las semanas desde el 11 de septiembre ha quedado probada la violencia que Francisco ejercía sobre Marian. Diferentes testigxs hablaron de cómo él se aparecía por los lugares que ella transitaba, la seguía, la buscaba con palabras elegantes de arrepentimiento, distribuía el miedo entre sus amigxs, paralizaba todos sus escapes.
Haciendo memoria grupal, sentimos mucha culpa. En ese momento no teníamos herramientas. Teníamos 19 años y no teníamos cómo identificar y nombrar las violencias en toda su complejidad. No teníamos información, sensibilización como sociedad ni marcos legales regulatorios. Las denuncias de mujeres violentadas caían en saco roto.
Ahora tenemos relatos, secretos, detalles, informaciones, señales que demuestran que nuestra amiga estaba sufriendo violencia de género.
La figura de “homicidio simple” no contempla la violencia que ejerce un varón por el afán de poseer una mujer al punto tal de ejercer sobre un cuerpo 23 puñaladas. El abuso de poder no queda capturado con el nombre de homicidio simple. Fue un femicidio.
Esperamos que este juicio pueda tocar algo de la verdad que nos habita y habita la historia de Marian. Agradecemos profundamente a quienes nos replican, a todas las organizaciones y colectivas que nos acompañan, a toda la red de gente que hace el aguante para transitar este momento y a lxs profesionales que se encuentran acompañando con mucho respeto esta situación.
JUSTICIA POR MARIANA!!!”
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