Pasó ya un mes y medio desde los comicios del 14 de mayo, pero dentro de Republicanos Unidos en Tierra del Fuego aún se lamentan por lo que pudo ser y (seguramente) no será.
Queda aún una instancia, se esperanzan: tras el fallo de las Juntas Electorales y del Superior Tribunal de Justicia, esperan que sea la Corte Suprema de Justicia a nivel nacional la que defina si los votos de las elecciones provinciales con las polémicas boletas verdes estuvieron bien anulados o no.
Sin embargo, y más allá de las acusaciones a los integrantes de los distintos órganos judiciales que intervinieron en el conflicto, los libertarios reconocen (al menos en privado) que la impericia y la falta de experiencia de parte de ellos mismos jugó un papel importante: en la práctica y más allá de la vulneración de la voluntad popular, las boletas eran verdes y no del color que debían ser.
«Acá, verificando personalmente una por una las boletas», reza el irónico tweet que publicó en las últimas horas Santiago Pauli, el precandidato a Diputado de los de Milei en Tierra del Fuego y que, en su rol de apoderado, tuvo que encabezar la batalla judicial por los votos anulados.
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