Científicos en Estados Unidos lograron descodificar la actividad eléctrica cerebral para «escuchar» lo que está pensando una persona.
El estudio se centró en la actividad eléctrica cerebral generada con el lenguaje.
El hallazgo acerca a la posibilidad de poder oir lo que está pensando un paciente paralizado o alguien que sufrió enfermedad cerebrovascular y es incapaz de comunicarse.
Lo que hicieron los investigadores de la Universidad de California, Berkeley, fue descifrar la actividad eléctrica de la región del cerebro encargada de la percepción de sonidos en el momento en que una persona escuchaba una conversación normal.
Después analizaron la relación entre los sonidos de la conversación y la actividad cerebral.
Y lograron, con un modelo computacional, reconstruir las palabras que la persona estaba escuchando basándose únicamente en la actividad eléctrica del cerebro.
«Esto es de tremenda importancia para los pacientes que sufrieron lesiones en sus mecanismos del habla debido a un accidente cerebrovascular o a enfermedad de Lou Gehrig y no pueden comunicarse» afirma el profesor Robert Knight, el neurocientífico que dirigió el estudio.
«Si logramos eventualmente reconstruir una conversación imaginada con la actividad cerebral, miles de personas podrían beneficiarse» agrega.
Utilizar un reproductor alternativo
En años recientes se han presentado varias estrategias científicas que muestran que estamos cerca de obtener un método para poder leer los pensamientos.
Un estudio en 2011 colocó electrodos directamente en el cerebro de pacientes, los cuales lograron mover un cursor en una pantalla con sólo pensar en los sonidos de vocales.
Posteriormente se mostró que el uso de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para rastrear el flujo sanguíneo en el cerebro podría identificar qué palabras o ideas estaba pensando una persona.
En septiembre pasado, Jack Gallant y su equipo de la Universidad de California, Berkeley, demostraron que comparando esos patrones de flujo sanguíneo a imágenes particulares se podía adivinar qué imágenes estaba pensando una persona, como si se estuviera recreando una película en la mente.
En el nuevo estudio, el profesor Knight, Brian Pasley y su equipo, tomaron ese mismo trabajo de «reconstrucción de estímulos» y lograron avanzar un paso más.
«Nos basamos en el trabajo de Jack (Gallant)» afirma el doctor Pasley.
«Nos planteamos la pregunta de hasta dónde podríamos llegar en el sistema auditivo si tomáramos un enfoque similar».
El equipo se centró en un área del lóbulo temporal llamada circunvolución temporal superior o STG.
Además de formar parte del aparato auditivo, esta amplia área es una de las regiones de «alta jerarquía» en el cerebro, la cual nos ayuda a percibir y entender el sentido de los sonidos que escuchamos.
El equipo de Berkeley monitoreó las ondas cerebrales en la STG de 15 pacientes que estaban siendo sometidos a cirugía por epilepsia o tumores.
Durante la operación se estaba tocando un audio, desde distintos altavoces, en el que se recitaban palabras y oraciones.
El experimento consistía en desenredar el caos de señales eléctricas que el audio estaba provocando en las regiones de la STG de los pacientes.
Para ello los investigadores utilizaron un modelo computacional que ayudó a mapear qué partes del cerebro se activaban y con qué rapidez cuando se tocaban las frecuencias de sonido.
Con ese modelo, cuando posteriormente se les presentaron a los pacientes palabras que debían pensar, el equipo pudo adivinar qué palabra había elegido cada uno.
Los científicos incluso pudieron reconstruir algunas de las palabras, convirtiendo las ondas cerebrales que veían en sonidos, basándose en el significado que sugería el modelo computacional de esas ondas.
Según el profesor Knight, eventualmente esperan poder desarrollar un dispositivo o prótesis para un paciente con trastornos del habla con el cual puedan imaginar lo que quieren decir.
«El paciente nos daría ese dato y el dispositivo podría descifrar esas palabras» explica el científico.
Pero todavía falta llevar a cabo muchas más investigaciones antes de que esa prótesis sea una realidad.
Y si se logra, los beneficios serían enormes.
«Como terapeuta, puedo ver implicaciones potenciales para la restauración de la comunicación en una amplia variedad de trastornos», le dijo a la BBC Mindy McCumber, patóloga de habla y lenguaje del Hospital Florida en Orlando.
«El desarrollo de dispositivos físicos o virtuales de neurocontrol directo podría revolucionar la ‘comunicación aumentada y alternativa’ y mejorar inmensamente la calidad de vida de quienes sufren daños en la capacidad o medios de comunicarse», agregó la experta.
Los detalles del estudio aparecen publicados en PLoS Biology.