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SEMBLANZAS (XII): Mensajes en una botella

No diga que nunca le pasó. Y no diga que no se sintió así de mal. Vivencias y anécdotas que a todos nos suceden, desde la confesa experiencia propia del Dr.Jorge Daniel Amena. Exclusivo para radiofueguina.com

SEMBLANZAS


Por Jorge Daniel AMENA (*)



Mensajes en una botella



Vivimos llenos de mensajes, nuestra vida está llena de ellos, unos buenos, otros regulares y otros sencillamente horripilantes.


Los mensajes como tales, pueden ser directos o subliminales. Los directos consisten en cosas espantosas como intimaciones de Entes Públicos donde se lo obliga a algo, amenazas anónimas, o bien y en el mejor de los casos en cartas de amor que -a mayor abundamiento- ya no existen más. En su reemplazo recibirá guarismos como ”TQmocho”, en su celular, desde un número que no tiene identificado, con lo que pasará días y meses tratando de descifrar quien lo envió y qué cuernos quiso decir.


Pero los mensajes cotidianos son mucho más divertidos, esos que se dan de persona a persona, y los hay de todo tipo, la mayoría de ellos, salvando alguna gloriosa excepción, muestras definitivas de un divertido costumbrismo y -cuando no- de una mala leche excepcional.


Puede pasar que hace tiempo que Ud. no sale, porque no se le canta, porque se enfermó o simplemente está ocupado. Alguien lo parará en la calle y le dirá: “¡Qué hacés ¡cuanto tiempo que no te veía!”… Uno medita (“el mismo tiempo que yo no te veía a vos”) pero no dice nada.


Luego, uno es “escaneado”, pero atención si llegan a decirle “¡Qué bien que estás!”. Atención, el tipo había tenido referencias que uno estaba más cerca del arpa que de la guitarra o (por sus propias conclusiones o contactos) lo hacía en la más espantosa de las miserias.


También el portador de mensajes (que se durmió en el tiempo de las realidades), suele interesarse súbitamente por su vida privada y luego de decirle que -por ejemplo- está un poco más “gordito y/o pelado”, le preguntará en tono afable sobre su familia. Por ejemplo… “Y la patrona? Como anda?”- A lo que Ud. responderá: “No tengo la menor idea, me divorcié hace catorce años”, o “Se fue a vivir a Liberia”.


Pero nada, nada, interrumpe al/los tipos de esta calaña, si Ud. está delgado le dirá “Che, estás flaco, no te hiciste un chequeito?”… Pero al fin depondrá las actitudes con un cordial “¡Qué te parió y decime como andás¡” (Nota: Al tipo le importa un pito cómo anda uno, y dio la fortuna que se lo topó con el carrito en un Súper, donde la cola es de 30 Kilómetros). Luego, contará lo bien que le va a él, colocándolo a uno en el rol de una oruga silvestre y dirá “Ahh! Qué vida ésta, ¿no?”.


Le peguntará por el trabajo (que Ud, perdió hace años en la guerra de la triple alianza contra El Paraguay) y finalmente desparramará sobre el mostrador- cajero las provisiones que generalmente Ud. consume en un año. Con una sonrisa de “¡que le vamos a hacer!” Le dice “Bueno hermano, (Hermano las pelotas) un día de estos sabes qué?


Ud. dice que no, que no sabe nada… “Un día de estos nos reunimos a comer un buen asadito con vinito así nos ponemos al día”.


¿Al día de que? “Un día de estos” es NUNCA, y él lo sabe y Ud. lo sabe. Mensajes como éstos abundan, le pasan todo el tiempo, en el banco en la calle, mientas camina tratando de que no lo arrollen autos que le pasan por al lado a 100Kms por hora, mientras paga la cuenta del gas, del teléfono. Mientras vive recibiendo mensajes de cómo ser más joven, más musculoso, más exitoso, mientras camina esquivando (mientras pueda) mensajes en una botella.



(*) Escritor- Abogado Constitucionalista – ex Legislador provincial y Convencional Constituyente provincial, colaborador permanente de la ONU para Asuntos de Africa.



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