Dos personas, un hombre y una mujer, fueron encontrados con vida la noche del sábado al domingo, al borde del crucero «Costa Concordia», que naufragó cerca de la isla toscana de Giglio, anunciaron los bomberos italianos.
Los dos sobrevivientes respondieron a los equipos de salvamento, que todavía no han podido llegar hasta ellos, precisaron los bomberos.
Tras varias horas de interrogatorio, la fiscalía de Gressetto decidió encarcelar al comandante del Costa Concordia, Francesco Schettino. Varios testigos aseguraron que la trayectoria seguida por el barco no era la adecuada y que navegaba demasiado cerca de la costa.
La capitanía del puerto de Livorno, que coordina las labores de socorro, informó que unas 40 personas que figuraban en las listas de ocupantes de la embarcación no fueron localizadas aún.
Las autoridades informaron que dos de los tres fallecidos son turistas franceses, mientras que el tercero es un miembro del equipaje de nacionalidad peruana. Los cuerpos de los tres fallecidos, que aparentemente se ahogaron, se encuentran en la morgue de Orbetello, ciudad situada frente a Giglio.
La fiscalía ordenó su autopsia, mientras que fuentes médicas dijeron que había además unos 40 heridos, dos de ellos graves.
En el barco viajaban 4.231 personas: más de 3.000 turistas de diferentes nacionalidades, aunque la mayoría italianos, y un millar de miembros de la tripulación. Por su parte, la cancillería brasileña informó que los 53 ciudadanos de esta nacionalidad que viajaban en el barco (47 turistas y 6 tripulantes) están a salvo.
Los rescatados fueron trasladados desde Giglio al puerto de Santo Stéfano, en la península de Argentario, en la costa oeste italiana. En la isla sólo quedan los socorristas, buceadores y nueve miembros de la tripulación que ayudan a orientarse a los rescatistas en las entrañas del barco, un coloso de 290 metros de eslora que se encuentra recostado sobre el lado izquierdo, en parte sumergido.
El Costa Concordia realizaba un crucero de una semana por el Mediterráneo cuando chocó aparentemente contra una roca cerca de la isla de Giglio, en el sur de la Toscana. Muchos de los pasajeros se encontraban cenando cuando encalló el buque y por el pánico algunos saltaron al agua helada.
Una pasajera periodista, Mara Parmegiani, denunció a la televisión la falta de preparación de la tripulación, afirmando que el «personal no estaba para nada adaptado, hubo problemas cuando los botes salvavidas fueron bajados al mar y el piloto (del suyo) tuvo que ser reemplazado».
La mujer también afirmó que algunos chalecos salvavidas «no funcionaban, así como las lámparas» de emergencia. Algunos turistas franceses trasladados el sábado a Marsella denunciaron también las «mala organización para desembarcar los botes, muchos empujones y después, en tierra, nada» para recibirlos