Para la fusión de la ex Sansei con Sanyo en 1991, se conservó la sílaba SAN (por SANsei y SANyo) que, además, significa “hijo” en japonés. Así, nacía Newsan.
El casamiento argentino-japonés, que acaba de cumplir 20 años, se quedaría en 1997 con el predio de la quebrada Continental (que producía Sony) y en 1999 compraría la marca Noblex (con Atma incluída). Newsan se volvió la empresa líder en el país en electroelectrónicos. Mientras otras quebraban, ella apostaba. Su más reciente ficha está en el gigante predio de la emblemática Aurora Grundig, abandonado en 1994.
La explicación para la apuesta es lógica, ya que desde 2009 Tierra del Fuego volvió a los buenos tiempos de antaño. La Ley de Impuestos Internos sumada a las licencias no automáticas u otras modalidades para frenar las importaciones tuvieron efecto: lo que llegaba terminado del exterior empezó a ensamblarse en el país. Así, la facturación de Newsan pasó de $ 900 millones en 2009 a $ 2.000 millones en 2010 y $ 4.000 millones el año pasado. Y, en el mismo período, pasó de tener 478 empleados en Ushuaia a 2.600.
En este escenario, el vicepresidente de Newsan y representante del 35% de Sanyo en la sociedad con Sansei desde hace 20 años, Hiroshi Takafuji, cuenta como ve el proceso de transformación de su compañía en Argentina, luego de que durante dos años (2002-03) Newsan tuviera que parar su producción. Fue la contracara de la actual prosperidad.
En Japón, no entienden ni aquél momento ni ahora. “Cuando presento los balances, no lo pueden creer. No sé si entienden a fondo lo que está pasando, creo que no. Tengo mis dudas porque, sin estar acá, es difícil entender tanto este crecimiento como lo que pasó en 2002”, describe Takafuji.
“De 2008 a 2009, crecimos 100%, de 2009 a 2010 un 100% y de 2010 a 2011 un 85%. Para Sanyo, ningún país crece tanto como Argentina. Algunos países asiáticos como Taiwán crecen entre un 10 y un 20%, pero acá la cosa es de locos. En Sanyo de Japón, lo ven como un crecimiento loco”, define. “Desde 2009, lo que se importaba como producto armado y terminado se cambió por ensamble. Pero sin hablar de los últimos dos años, Sanyo considera que desde 1991 hasta 2008 fue un éxito total”, evalúa Takafuji.
Falta de componentes locales
La falta de componentes nacionales es la principal crítica que recibe hoy el proceso de reindustrialización en Tierra del Fuego. Se calcula que apenas un 10% de las piezas sean de proveedores locales. Aunque haya un plan para elevar ese nivel de contenido nacional, por ahora la nueva industria fueguina se basa en el ensamble de piezas importadas que entran sin restricciones por el saturado puerto de Ushuaia.
Rubén Cherñajovsky, presidente y fundador de Newsan, defiende el proceso del ensamblaje como un paso necesario. “Ese proceso se hará en Brasil, México, Turquía, China o Argentina?”, se pregunta. Y contesta: “Estamos generando aquí los empleos que antes generábamos en otros lados”. También aseguró que la industria de ensamblaje nacional es tan o más moderna que la de China: “Estamos en el nivel más alto de industrialización de la industria electrónica en cualquier lugar del mundo”.
El presidente de Newsan ve en estas críticas el interés de los importadores. “Las marcas que fabricamos nos dan mucho soporte, pero antes de ayudarnos hicieron todo lo posible para que no se fabricara nada acá. Preferían que la producción se concentrara en algún lugar del mundo”, recuerda Cherñajovsky. “Los que nos detractaban en el 2009, anunciaban atraso tecnológico, precios descabellados, desabastecimiento. Ahora que nada de eso pasó, atacan con la falta de elementos nacionales”, concluyó.