Nació en un paraje de Río Negro donde había una escuelas rural a la que no pudo asistir porque lejos de su hogar, donde viviá con su abuela. Hoy sabe leer y escribir ya que aprendió en el programa de alfabetización municipal.
“Cuando tenía 7 u 8 años tenía el sueño de ponerme un guardapolvo blanco, después cuando era más grande a los 11 años salí de mi casa y me fui a un pueblito a trabajar y no pude ir a la escuela porque trabajaba”, comentó la mujer, y agregó que “después a los 18 años fui pero después dejé de ir a la escuela porque antes era como que si vos no sabías leer o escribir te miraban mal y era como que me daba vergüenza”.
Así fueron pasando los años y la oportunidad tardaba en llegar: “En ningún lugar donde trabajaba nunca dije que no sabía leer y nunca se lo dije a nadie. A tierra del fuego vino mi esposo primero a trabajar y después nos vinimos nosotros. Yo siempre supe las letras, sabía todas las letras, pero lo que no sabía era unir las letras, sí sabía las letras y los precios, pero no sabía leer”.
“Siempre quise aprender a leer y escribir porque siempre le decía a mi hijo que me gustaría leer y escribir porque es necesario para todo, y ahora gracias a Dios me dio la oportunidad de estudiar porque me avisaron que estaban dando clases de adultos en la muni y ahí me fui a notar”, relató Camila en entrevista con Marita Romero, durante el programa radial “Un Gran Día”.
“Fue el sueño que yo siempre tuve de ponerme un guardapolvo blanco y yo pensaba que ya no lo iba a poder lograr y por eso yo digo que es una oportunidad que Dios me dio”, señaló la vecina que concurre a la Escuela de Jóvenes y Adultos N°2 «Wikam» de la ciudad de Río Grande.
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