A raíz de un grave atentado cometido este sábado en Río Gallegos, donde personas por el momento desconocidas prendieron fuego a dos colectivos de la empresa CityBus, a la misma hora que se constataron movimientos sospechosos en la sede de la misma firma en Río Grande, el gerente Ariel Ledesma relató por ((La 97)) Radio Fueguina lo ocurrido, aparentemente relacionado con una interna sindical de graves connotaciones.
Ledesma informó que desde hace un tiempo ya vienen recibiendo “amenazas, rotura de vidrios, bloqueos, interrupciones al servicio. amenazas al gerente y al personal, y también quien le habla fue amenazado” comentó sobre hechos que, sostiene, tienen carácter premeditado.
Explica su teoría por cuanto, en el hecho de Río Gallegos en particular, “evidentemente sabían el horario de descanso del personal. Consideramos que no es un hecho de vandalismo ni algo aislado”.
Si bien advirtió que “no puedo afirmarlo” mencionó insistentemente haber recibido las amenazas “de un dirigente (sindical) de Río Gallegos, el señor (Rubén) Aguilera, que nos ha dicho que no nos iba a dejar trabajar, ni en Río Gallegos ni en Río Grande, que nos iba a romper y prender fuego los colectivos” preocupantes dichos frente a los cuales desde la compañía radicaron las correspondientes denuncias. Más grave aún, Ledesma dijo que “en su momento dijo incluso que, si nos tenía que mandar a pegar un tiro, lo iba a hacer”.
Aguilera es un dirigente gremial de la seccional Comodoro Rivadavia, Santa Cruz y Tierra del Fuego de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), gremio que vive una compleja situación interna de cara a las elecciones que se celebrarán el 1 y 2 de diciembre próximos.
Un grupo de gente que responde a Aguilera desconoce la representatividad de los dirigentes de Río Grande. Fueron quienes promovieron por su cuenta recientemente algunas medidas de índole gremial en esta ciudad, con importantes consecuencias.
Ledesma insistió en apuntar contra Aguilera, de quien dijo “ya está sospechado en varios hechos, cosas graves en Gallegos en casas de empresarios objeto de disparos. De todo esto hay artículos periodísticos donde los dueños de las empresas lo han responsabilizado directamente. El gerente nuestro en Gallegos ha sido amenazado, acá (Río Grande) ha venido un grupo de gente hace poco tiempo que rompieron vidrios, amenazaron choferes” tal lo relató. También confirmó que de todo lo relatado se hicieron las denuncias.
Ledesma encuentra el punto de partida de esta escalada de inusitada violencia “a partir de una denuncia de extorsión que radicamos en contra de este señor, que nos exigía determinadas cuestiones que no corresponden. Se maneja con total impunidad” dijo.
Por aquellos días, la empresa tomó la determinación de desvincular a algunos trabajadores tanto en Río Gallegos como en Río Grande, aunque las enmarcó en la actitud de Aguilera, como “responsable, es el que incitó y fomentó que un grupo de trabajadores cometieran faltas graves en diferentes oportunidades”.
No obstante su clara sospecha, agregó que “nosotros no podemos afirmarlo, pero realmente las amenazas por parte de él han estado inclusive en gallegos ante la presencia de las autoridades del Ministerio de Trabajo”.
“Si uno ve los antecedentes de la empresa, que tiene más de 30 años en el servicio, nunca hemos tenido este tipo de problemas. A partir de que este señor apareció en escena, empezaron a ocurrir este tipo de hechos y cuestiones graves” denunció a continuación el gerente de City Bus.
Frente a los hechos de Río Grande particularmente, tras la denuncia que se realizó en sede policial de la comisaría segunda, confirmó “recorridas periódicas, eso lo agradezco a la policía que realmente brindó el respaldo a los trabajadores para dar la tranquilidad por las dudas que puede llegar a ocurrir lo mismo en Río Grande”.
Finalmente, manifestó su esperanza en que las autoridades “que tengan que actuar lo hagan”, en función de la necesidad de dilucidar “el autor material y el autor intelectual. Creemos en las instituciones y creemos que esto no va a quedar como un hecho aislado” señaló, para finalmente anhelar “que no ocurre nada más grave”.
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