La Policía Federal de Río Grande materializó este jueves la detención de Adolfo Gordillo, un estafador salteño que se encontraba prófugo y que pudo ser capturado en el barrio Malvinas Argentinas (exChacra XIII).
El hombre fue puesto ahora a disposición de las autoridades salteñas que deberán definir su suerte y se especula con que en las próximas horas ya podría darse el traslado hacia esa provincia del norte del país para ser sometido a juicio.
Gordillo había sido detenido en Salta en el año 2016, imputado por al menos seis estafas que le permitieron embolsar unos 90 mil pesos, informó el Ministerio Público Fiscal salteño.
Un funcionario trucho
Todos los denunciantes fueron coincidentes en señalar que acudieron a las oficinas de la subsecretaría de Tierra y Hábitat, donde llegaron en busca de realizar trámites para poder ser beneficiados con la adjudicación de un terreno.
Agregaron que en dichas instalaciones, fueron abordados o atendidos por Gordillo, quien en todo momento adujo ser empleado del organismo. Dijeron que este sujeto les indicó los pasos a seguir con tanta naturalidad que no dudaron en que se trataba de un trabajador de esa dependencia.
Tras explicarles los papeles que debían presentar, Gordillo, según denunciaron, les indicó una vía más rápida para obtener la propiedad que buscaban, para la cual, claro, debían abonar una determinada suma de dinero, con lo cual se agilizaría la adjudicación.
Al respecto, los damnificados manifestaron que pagaron la suma de 15 mil pesos, ya sea en dos o tres partes.Algunos, incluso, señalaron que lo hicieron en las mismas instalaciones de la subsecretaría de Tierra y Hábitat, mientras que en otros casos, Gordillo se presentó en sus domicilios a cobrar dicho monto.
Como garantía del trámite, el imputado entregó a los damnificados una constancia de adjudicación, la cual llevaba la firma del entonces titular de ese organismo, Diego Barreto, acompañada de un sello de dicha dependencia, como así también el número de expediente en curso.
Posteriormente, al concurrir a las oficinas de Tierra y Hábitat, los damnificados, uno a uno, descubrieron que nadie conocía a Gordillo, quien, a propósito, dejó de contestar los llamados de sus víctimas, quienes terminaron por denunciarlo.
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