La plazoleta ubicada a pocos metros de su hogar, en la intersección de Pellegrini y Cambaceres, fue el lugar elegido esta vez por la familia de Sofía Herrera para reclamar por la aparición de su hija, mudando el tradicional lugar de manifestación que hasta ahora (y por 13 años) había sido la esquina de San Martín y Belgrano.
El escenario, sin embargo, no cambió una particularidad de los últimos años: el poco acompañamiento de la comunidad en general y sobre todo de representantes del Estado, que otra vez brillaron por su ausencia. Tampoco hubo la necesaria presencia de referentes de Derechos Humanos o de entidades que -según proclaman- se interesan por el bienestar de los más desprotegidos.
«Estos son días muy tristes», compartió María Elena Delgado ante la consulta de la prensa, estoica junto a Fabián Herrera, que portó una bandera con el rostro de su hija. «La incertidumbre duele, mi hija sigue siendo un signo de pregunta en la provincia y en el país porque no hay nada a tantos años; se trabajó pero nada pasó, aunque siempre seguimos con esperanza», relató.
Consultada sobre el rol de la Justicia, señaló que «está todo muy lerdo» y consideró que «no se invierte mucho» para dar con el paradero de su hija. «Investigación no hay, solo se trabaja con los datos que manda la gente del país». «Es la gente la que mantiene la búsqueda de Sofi», reconoció.
Por otro lado, la madre de Sofía renovó el pedido para que se le realice un estudio de ADN a la joven sanjuanina que -asegura- presenta fuertes similitudes con su hija desaparecida: «Es muy parecida con mi hija, me comuniqué con el perito dibujante que la encontró muy parecida, pero estamos esperando el ADN».
Por último pero no menos importante, confirmó que hay un nuevo dato: el del supuesto paradero del único sospechoso en la causa, José Dagoberto Díaz Águila (a) espantalavirgen,, quien se encontraría en Chile: «Ahora me llegó un dato de Chile así que se lo aportaré a la Justicia. El dato llegó ayer así que esperamos que lleve a algo».
La frase final, como un clamor en el viento de la tarde del miércoles, es una promesa de vida. «La vamos a seguir buscando, no vamos a parar de buscarla».
«Ojalá pronto podamos abrazarla, el 30 de diciembre va a cumplir 18 años y esperemos que ella pueda encontrarnos a nosotros», se volvió a ilusionar la dolida madre, admitiendo que el paso de los años ha revertido el sentido de la ilusión y el camino puede ser el inverso al transitado todos estos años: Que sea Sofía quien encuentre a sus padres.
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