A propósito del cambio de estación y la llegada de la primavera al hemisferio Sur supuestamente el pasado miércoles, el profesor José Luis Hormaechea, titular de la estación astronómica de la ciudad de Río Grande, pasó por ((La 97)) con la novedad de que “formalmente hubo que esperar a las 22:04 del 22 de septiembre para decir con toda razón, feliz primavera”.
Las estaciones, explicó, se producen porque el eje de rotación de la Tierra está inclinado respecto del plano de su órbita, hecho fundamental por el cual el planeta tiene estaciones. Sumado a su atmósfera, que atenúa los rayos solares cuando en el hemisferio en cuestión está más alejado el Sol como estrella central de nuestro sistema. “La concurrencia de los dos factores hace que seamos un planeta que tiene estaciones” agregó.
La determinación del fin de una estación y el comienzo de otra, encuentra su fundamento en que “se adopta una especie de promedio, de tal forma que las estaciones duran más o menos lo mismo, más una razón histórica. Por eso cambia el 21 de marzo, de junio, de septiembre y de diciembre, aunque astronómicamente día más día menos, hora más hora menos, es cuando el Sol está cambiando de hemisferio”. Hecho que este año impuntualmente ocurrió 22 horas y 4 minutos después del día 21 exacto que arbitrariamente dispuso la humanidad.
Hormaechea también explicó otros desfasajes que se producen entre lo que el hombre supone y la naturaleza dispone, y las laberínticas soluciones. Por ejemplo, el año bisiesto “tiene que ver con que el año verdadero no dura exactamente 365 días, sino 365 días y un cuarto de día, cerca de las 6 horas. Es decir que cada cuatro años hay que agregar un día para que no nos desfasemos”.
Pero como tampoco es exactamente un cuarto de día, “cada 100 años nos salteamos un bisiesto. Y como tampoco eso es exacto, cada 1000 años, uno de los que se saltea, se agrega. Son ajustes que hay que ir haciendo para no apartarnos mucho de la naturaleza” se esforzó en definir.
En cuanto a las divisiones del calendario, están fundamentalmente basadas en la Luna, por lo que un mes tiene que ver exactamente con el ciclo lunar aparente. “Tenemos una misma configuración de la Luna cada 29 días y fracción, cercano a 30 días y de ahí viene lo que llamamos el mes”.
La división de la semana en siete días está relacionada con los principales astros visibles: el Sol y la Luna, como astros principales y más brillantes, y los planetas Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno: “A estos siete personajes en los cielos le asignaron un día a cada uno y de ahí viene nuestra semana, bastante cercana a la cuarta parte de un mes”. Domingo, lunes, etc.
Y 52 semanas es más o menos el período en que el Sol vuelve a estar en el mismo lugar respecto a las estrellas, conformándose así, en base a observaciones de la naturaleza, el calendario.
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