El diputado nacional Facundo Manes (UCR-Juntos por el Cambio) llegó a Río Grande en el marco de la “gira Empatía” que lo lleva por todo el país en busca de adhesiones para sustentar su campaña a la presidencia, previa interna en la fuerza política que integra.
Neurólogo, neuro científico, investigador del CONICET con más de 230 investigaciones publicadas, Manes desde hace un tiempo se dedicó enteramente a la política. En 2021 se convirtió en diputado por la provincia de Buenos Aires y su aspiración es convertirse en presidente de la Nación.
Apenas arribado a Río Grande, al mediodía de este viernes en un vuelo de LADE desde Río Gallegos, Facundo Manes inmediatamente se trasladó a los estudios de ((La 97)) Radio Fueguina, acompañado por el senador Nacional de Tierra del Fuego, Pablo Blanco.
“Empatía es lo que necesitamos los argentinos” aceptó el desafío Manes respecto del nombre que en Buenos Aires le pusieron a su periplo. “Es un mecanismo que tenemos los seres humanos. Hay de dos tipos, una cognitiva, darnos cuenta y reconocer que el otro tiene creencias diferentes a las nuestras y quizás tenga razón. Y la empatía emocional, es sentir lo que siente el otro, que también necesitamos en Argentina”.
Con ese marco referencial, hizo un resumido esbozo de la situación, que lo lleva a su postulación: “Después de varias décadas de decadencia, en lo económico, social, educativo, en todas las variables, Argentina es uno de los pocos países del mundo que involuciona sin una guerra”.
El diputado aseguró tener que enfrentar a “un statu quo que no quiere que cambie nada, que le va bien cuando a todos nos va mal. Recorremos el país desde el radicalismo, pero hablándole a los no radicales con empatía”.
“1983 fue el último proyecto exitoso colectivo”
El científico de la mente, como se define, concluye que dos cosas importan más que la verdad para el ser humano: sobrevivir y pertenecer a una tribu. Ese es el contexto para su razonamiento: “Vivimos con sesgos, crecemos por influencia familiar, social y vamos construyendo creencias políticas. Vamos por la vida con un razonamiento motivado, buscando todo lo que coincide con lo que pensamos. Por eso vemos los programas de TV que opinan como nosotros, leemos los editoriales de los diarios que opinan como nosotros, que confirman nuestras creencias. Si nos enfrentamos con algo que no coincide con nuestras creencias, aunque sea verdad, lo ignoramos, porque nos produce malestar cognitivo”.
La pregunta lógica es entonces ¿cómo salimos?: “Con empatía -apreció-, reconociendo al otro y con un paradigma superador”. Manes reconoció que un momento similar se vivió en 1983, con la recuperación de la democracia. “Después todo falló, la economía de Alfonsín, la del menemismo con la caída del 2001, que fue la caída de la convertibilidad menemista, cayó la economía kirchnerista con las comodities altas con un 50% de pobres. Todo fracasó menos la reconstrucción democrática, fue el último proyecto exitoso colectivo argentino. Allí nadie dejó de ser peronista, radical, conservador, socialista, pero todos nos unimos por algo superador” rememoró.
El proyecto superador actual debería ser el ingreso a la modernidad, al progreso y al desarrollo. “La sociedad se cansó de las prácticas y fórmulas de siempre y los mismos de siempre que nos trajeron a esta decadencia. La sociedad ya hizo un click”. Al igual que en su anterior razonamiento, señaló otro momento semejante en el año 1982, cuando “la sociedad se fracturó de la dictadura militar, Malvinas, que salió mal, fue una tristeza a nuestra herida narcisista. La sociedad se cansó de un proceso crónico de golpes militares intermitentes y recuperamos la democracia”, esbozó.
Identificó entonces a la pandemia como una crisis multidimensional que cambia la mentalidad de la época, que reclama renovación: “La sociedad venía con una dirigencia y un sistema que excede a la política, que nos dio más desigualdad, pobreza, decadencia, los chicos que se quieren ir. La sociedad está cansada y la pandemia aceleró eso, quebró la sociedad con una dirigencia que no dio prosperidad”.
En cuanto a la educativo, consideró que transitamos una tragedia educativa y social. “En la Argentina hay hambre, no solo por inmoralidad, sino por corrupción, falta de estrategia y falta de planificación. Tenemos que volver a poner al docente como el trabajo más importante de una sociedad, no hay trabajo más importante. No solo pagarles más, sino prestigiarlos”.
Rememoró su infancia, en un pueblo en la provincia de Buenos Aires, donde el contexto le reveló que, “si yo era honesto, trabajaba y estudiaba, me iba a ir bien y así fue mi vida. Ese país desapareció y lo tenemos que recuperar. Hoy los chicos piensan que la plata y el ascenso social en la Argentina se hace con el narcotráfico, con la política y con el fútbol”.
Asimismo, rescató la importancia y se mostró agradecido de la educación pública Argentina: “A mí no me educó el mercado, me permitió de un pueblito salir y ser un científico de reconocimiento internacional, viajar por todo el mundo, volver a mi país, crear institutos tecnológicos y científicos y ahora tener una voz política”.
No de nuevo, dijo
“La gente tiene que entender que, si sigue votando lo mismo y si seguimos con estas prácticas, fórmulas, con los mismos de siempre, vamos a tener más pobreza, un salario que vale cada vez menos. Hasta acá llegamos con eso, si seguimos así vamos a estar peor” diagnosticó un verborrágico Facundo Manes.
El preocupante panorama que trazó y que se puede resumir en “la sociedad de hoy está triste”, de debe fundamentalmente, según su óptica, al efecto de la pandemia, “que produce consecuencias en la salud mental”.
Por eso piensa que el mayor rol de un dirigente o líder hoy en día “es convertir la resignación en esperanza. El mayor desafío de un liderazgo es convertir la tristeza en esperanza, porque no se puede gestionar a alguien deprimido”.
Aseguró luego que esta recuperación no será posible desde una persona, un mesías, un partido político o una coalición: “Va a pasar si nos unimos millones de argentinos en una nueva época o epopeya, que, como fue la democracia, ahora es entrar al crecimiento, desarrollo y modernidad”.
Valoró de vivir en Argentina “la solidaridad que tenemos. Individualmente somos muy amigables, compañeros, somos familia”. Pero en cambio cuestionó que “no planificamos tanto como deberíamos”.
“Una vez en mi pueblo hubo una inundación. Enseguida la gente llevó fideos, colchones, hacemos colectas, somos simpáticos, solidarios. Los suecos, por ejemplo, son fríos, pero ¿qué hacen ellos? tienen menos corrupción, más planificación, invierten en obras y evitan la inundación. Lo que nos falta en Argentina es planificación” graficó.
En un vuelo rasante por la región, Facundo Manes reveló que en Latinoamérica existen muchas leyes y derechos sociales, “pero la mitad de la sociedad es pobre. El principal derecho social es comer y no lo podemos asegurar, mientras quizás tenemos leyes de gran sofisticación y avanzada del primer mundo”.
Insistió finalmente que en Argentina “tenemos que planificar un país. Tenemos que dar esta lucha desde el radicalismo, que está en una posición ideal, porque no pertenece a los extremos. Este país que tenemos que construir, no se puede hacer desde un extremo, porque genera mucho rechazo. Necesitamos una mayoría social y legislativa y voluntad transformadora”.
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