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Revelador

El escandaloso contrato entre JC y Bomberos que permitió hacer negocios con las donaciones

Si bien la relación contractual entre las partes salió a la luz recién ahora, lo cierto es que lleva 13 años de fructífero historial. Un contrato firmado en 2009 sentó las bases para un fructífero negocio del cual todavía no se conocen balances.

Aunque a la puerta de cada vivienda riograndense golpea y ofrece los bonos «solidarios» una persona con vestimenta similar a la de los bomberos (y una clara inscripción en la espalda que así lo identifica), tales vendedores no pertenecen a la institución, sino que son empleados de JC Servicios.

Así lo reveló el propio presidente de la Asociación de Bomberos Voluntarios, Pascual Lombardo, a ((La 97)) Radio Fueguina, porque también así lo estipula el contrato firmado entre esta institución y JC Servicios hace 13 años, en 2009.

El documento deja en claro lo que muchos suponían y es que el importe aportado por el confiado (y solidario) vecino no va a las arcas de la institución: el convenio establece claramente que todo lo recaudado queda en poder de «JC Servicios», que «en carácter de auspicio» le paga a la Asociación de Bomberos Voluntarios un monto fijo, irrisorio si se lo compara con la recaudación estimada.

En aquel primer contrato, fechado en abril, de 2009 se acordó que el canon fijo que abonaría «JC Servicios a los Bomberos por su «auspicio» sería de 150.000 pesos, equivalentes a 1.000 bonos del mayo valor, que por ese primer año fue de $ 150.

Nada se conoce de cómo fueron evolucionando esos valores (el contrato «renovable automáticamente», no lo dice) pero 13 años después, en 2022, el canon fijo se llevó (según reveló Lombardo a Radio Fueguina) a 250 mil pesos, equivalentes a apenas 250 bonos de $1.000, que es el valor que se solicita en la campaña en curso.

Es decir que en ese lapso, el derecho al «auspicio» se redujo al 25 por ciento del que se había acordado en principio, comparado con el precio del bono de mayor valor. Nadie sabe con certeza cuántos bonos llegan a ser vendidos en cada campaña, pero está claro que la ganancia es muy importante año a año y que no va a los Bomberos, tal como se promociona.

¿Por qué usan vestimenta de bomberos quienes no lo son? Por qué nadie controla la recaudación cuando se trata de fondos públicos y el monto total de lo aportado por los vecinos engañados es un misterio? ¿Por qué se le miente al vecino que la recaudación tiene como destino equipar a la institución cuando no es así? ¿Por qué los funcionarios responsables (tanto como fiscales y jueces) tampoco han dado señales de estar preocupados por el tema?

Finalmente, ¿por qué es necesaria una falsa «campaña solidaria» cuando los vecinos aportan regularmente con sus impuestos y hasta en la boleta de la luz para que los Bomberos estén equipados como merecen y como la sociedad necesita?

Demasiadas preguntas, por ahora sin respuesta.

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