Un puñado de canciones perfectas, simples y certeras que han sobrevivido al paso del tiempo conformaron la noche del jueves el recital de despedida del compositor y cantante español José Luis Perales que colmó el estadio porteño Movistar Arena en el tramo final de “Baladas para una despedida” al que le queda cinco noches, tres de ellas en la Argentina.
En dos horas de actuación y por medio de 25 temas, el artista, de 77 años, dio una acabada muestra de un estilo reposado y eficaz que centrado en las pasiones que despierta el amor en las personas de a pie, reavivó la conexión con una multitud que lo venera hace casi cinco décadas.
Perales se quebró fugazmente por la emoción de tanto afecto y por el coro masivo y natural que despertó cada una de las estaciones de un show impecable apoyado en la vivaz y elegante sonoridad de su septeto, pero jamás dejó de ser ese personaje medido y calmo para narrar con una voz precisa los avatares románticos que bien sacuden hasta a las almas más sencillas.
Perales se quebró fugazmente por la emoción de tanto afecto y por el coro masivo y natural que despertó cada una de las estaciones
Sobre un tablado apoyado en una pantalla de cinco paños que al inicio y al final de la velada fue cruzado por la firma de quien vino a despedirse pero que durante el espectáculo regaló distintas escenografías, el baladista y sus laderos dieron cuenta de un estilo de canción generada en otro mundo sonoro y cotidiano que, sin embargo, sigue siendo capaz de emocionar, de hablar en tiempo actual.
Será que el amor y los torbellinos que despierta continúan abonando un territorio que –como el fuego, como la comida- reúne a las gentes y Perales conoce la fórmula para contar cantando de qué se tratan esas pasiones necesarias de impacto imbatible.
Apenas 10 minutos después de las 21 (el horario estipulado para el inicio del concierto), el anfitrión salió a escena con “Balada para una bienvenida” y enseguida prometió “una noche de música y encuentros” que cumplió acabadamente.
Luego de “Me llamas”, los primeros gritos llegaron con la promesa amorosa de “Si” pero el cantautor tuvo su momento más conmovido al recordar que fue en Argentina en 1973 donde obtuvo su primer Disco de Oro y que aquí viajó y se compró “una pequeña camarita donde filmé las calles con carteles donde se leía ‘Bienvenido José Luis’ para mostrarle a mi madre lo famoso que era en la Argentina” y entonó “Celos de mi guitarra”.
El programa enganchó “Quisiera decir tu nombre” con “El amor” y un mar de manos se sacudieron acompasadamente para despedir a la muchacha que se marchaba en “Y te vas”.
La despedida argentina de Perales seguirá el sábado y el domingo próximos en la Plaza de la Música de Córdoba y el martes 19 en el Metropolitano rosarino
El repertorio, directo y de una sencillez melódica sin disimulos, tuvo la dirección musical del tecladista Paul Álvarez Santacatalina, las guitarras de Borja Fernández y David Gómez Escudero, la batería de Pablo Serrano Carballido, los vientos de Carlos Sagaste Maqueda, el bajo de Jacob Reguilon García y las percusiones de Gino Pavone Pérez para atravesar la balada y coquetear con el pop.
Promediando la puesta, Perales decidió evocar cómo su principal oficio de autor puso canciones en otras bocas como las de Mocedades (“Le llamaban loca”) y Jeanette (“Por qué te vas”, que al ser incluido en 1975 en el filme “Cría cuervos”, de Carlos Saura, tuvo alcance planetario).
El pasaje permitió que repusiera “Creo en ti”, su primera canción escrita a cuatro manos, en este caso junto a Miguel Bosé; y “Frente al espejo” que cedió a Raphael y que al igual que con “Qué pasara mañana” asumió en soledad acompañándose modestamente con una guitarra.
También en intimidad, pero con la guitarra en las inspiradas manos del joven Borja, un momento culminante del show llegó con la desgarradora “Hoy me acordé de ti”.
“Una musa le dijo a las otras musas, ‘vamos que este señor ya es muy mayor’, pero yo les dije ‘no’”, contó como prólogo a “Melodía perdida” que integró otro segmento meloso con “Amada mía”, la aclamada “Canción de otoño” y la inquietante historia de engaños de “Ella y él”.
Hacia el final dio cuenta de la que presentó como “mi canción más querida”, “Que canten los niños” que compuso para Aldeas Infantiles S.O.S.” e hizo la parodia de irse con la pieza que da nombre a esta última gira.
Pero guardó para los bises tres de sus máximos hitos: “El velero”, la largamente coreada “Y cómo es él” y “Te quiero”, al que le cambió el final y regaló la frase “los quiero como la tierra al sol”, antes de –otra vez guitarra en mano- asumir la tristísima y testimonial “Me iré calladamente”.
La despedida argentina de Perales seguirá el sábado y el domingo próximos en la Plaza de la Música de Córdoba y el martes 19 en el Metropolitano rosarino, prólogo del final de un tour iniciado a finales de 2019 y con más de un centenar de escenarios, que culminará en Santiago de Chile y, el 24, en Montevideo.
(Sergio Arboyeda/Télam)
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