«Un tema aparte es el cáncer de testículo y suele pasar desapercibido si no lo controlamos como corresponde. Así como la mama debemos tocarla y conocerla para poder detectar algo anormal, los testículos deben ser controlados y tocados para poder evaluar daños, teniendo en cuenta que uno es un poquito más grande que el otro, para evaluar sensibilidad en alguna zona, dolor, para evaluar endurecimiento, retracciones o protuberancias, color y temperatura.
Los testículos están diseñados para trabajar a menor temperatura que la del cuerpo, por eso que cuando hace calor se alejan más del cuerpo y cuando hace frío se acercan más.
Hay que controlar que ambos testículos estén en las bolsas, ya que si queda alguno en el canal inguinal seguro te va a traer problemas después. Esto solemos detectarlo durante el control de niño sano. Si evaluaron los testículos del niño o bebé y al palparlo solo encuentran uno, hay que realizar una consulta con tu pediatra de confianza.
Siempre llegamos a este momento, en el que el control de salud es necesario, ya que nos ayuda a detectar situaciones de riesgo y facilita el hallazgo de situaciones problemáticas, aún antes de que generen síntomas, y esto nos da tiempo de poder revertir, frenar o eliminar este riesgo.
Siempre es mejor prevenir que curar y es más barato, así que hoy plantéate mirarte, chequearte, plantea tu control de salud si aún no lo has hecho, planifícalo. Cuídate porque cuidarte es quererte».
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