Los diputados italianos se pelearon esta mañana porque la esposa de uno de los líderes de la oposición se jubiló a los 39 años. El primer ministro italiano intenta llevar la jubilación a los 67 años para enfrentar la crisis económica.
En la pelea se enzarzó un parlamentario del partido Futuro e Libertà, del presidente de la Cámara Gianfranco Fini, contra otro legislador de Liga Norte, uno de los socios en el Gobierno,
El desencadenante han sido unas declaraciones de Fini, enemistado con el primer ministro Silvio Berlusconi, en un programa de televisión el pasado martes. Durante la transmisión denunció que la esposa de Umberto Bossi, líder del partido federalista Liga Norte, se había prejubilado en 1992 de maestra con sólo 39 años.
El presidente de la Cámara también denunció el cambio de opinión de líder nacionalista, que ayer puso en un brete al Gobierno al anunciar que no admitiría que la edad de jubilación aumentara en Italia a los 59 años, como le exigía la Unión Europea al Ejecutivo de Berlusconi. Bossi al final cambió de opinión, y este miércoles Fini denunció que detrás de la oposición del líder federalista a tocar las prejubilaciones había motivos personales.
Durante la sesión parlamentaria del miércoles, el líder de la Liga Norte en la Cámara, Marco Reguzzoni defendió a la mujer de Bossi argumentando que su jubilación era acorde con «las reglas de la época» y arremetió contra Fini, por «hacer política y participar en programas de televisión».
Sus compañeros de la Liga corearon sus palabras pidiendo entre aplausos y gritos la dimisión de Fini, al que acusaron de «traidor». A los pocos minutos, un diputado de Futuro e Libertá (FLI) comenzó a intercambiar gritos desde su asiento con otro de Liga Norte. Llegó un momento en el que el primero se levantó de su asiento, se dirigió hacia la zona donde estaban los diputados de La Liga, y se encaró con uno de ellos. Los manotazos no tardaron en llegar, hasta que otros legisladores intervinieron inmediatamente y separaron a sus compañeros.
La presidenta de turno, Rosi Bindi, se vio obligada a suspender la sesión, no sin antes disculparse ante un grupo de escolares que estaban presentes por el «espectáculo tan poco edificante que les hemos ofrecido».