Todos imaginaron sólo un susto en un domingo de viento y sol. Pero del susto se pasó a la preocupación, luego a la desesperación, al misterio, al sinfín de preguntas y a una causa judicial que lleva más de cinco mil fojas.
En el medio, pasaron cuatro jueces, tres fiscales y otros tantos abogados. Hubo sospechosos, imputados y hasta detenidos. Circularon noticias falsas y acusaciones varias. Intervino cada fuerza de seguridad que uno pueda imaginar, desde la Policía provincial hasta el mismísimo FBI o la INTERPOL. Sin embargo, nada se sabe hoy sobre el paradero de Sofía Herrera, la criatura buscada que más recuerdan los argentinos.
El tesón
Dicen que abandonar una búsqueda implica también renunciar a quien se pretende encontrar, pero que si uno insiste, corre el riesgo de renunciar a su propia vida en esa empresa. María Elena Delgado coincide con que ese aserto la toca bien de cerca.
Es que ella y Fabián han dejado todo en el camino: recorrieron 21 provincias y tres países de América del Sur; llevaron su búsqueda a los medios de comunicación masivos e incluso el rostro de la niña llegó a una bandera exhibida en el marco de un Superclásico disputado en el estadio Monumental por los equipos de River y Boca.
Se barajaron todas las hipótesis, desde el secuestro (hoy, la línea investigativa más fuerte que tiene un imputado buscado por la Justicia) hasta el posible ataque de animales salvajes. También se especuló respecto a un accidente de tránsito, en el cual Sofía podría haber sido atropellada al salir a la ruta o un potencial ahogamiento en el Atlántico, situado a metros del camping John Goodall. Incluso la causa derivó al fuero federal luego de una serie de llamados extorsivos que recibió la familia. Ningún cabo quedó suelto… o tal vez uno.
La última pista
Hace un año y con motivo del aniversario número 12 de la desaparición de la niña, el juez de Instrucción Daniel Cesari Hernández decidió finalmente seguir una pista de la que siempre se habló y nunca se actuó: el hombre que decía haber visto cómo Sofía era secuestrada.
Se trata de José Dagoberto Díaz Aguilar, un trabajador rural que en su momento dijo tener datos sobre el paradero de la pequeña. Sin embargo, cuando esa declaración se quiso hacer oficial a través de una testimonial, se le perdió el rastro.
Este hombre era en principio un testigo más de las decenas que tiene este expediente con miles de páginas, pero su situación cambió: hoy está imputado y pesa sobre él un alerta roja internacional emitida por la Interpol para su captura.
La esperanza
A pesar de esta búsqueda trunca, que cumple hoy 13 años, esta familia no baja los brazos.
Juntos debieron tolerar que parte de la sociedad los sindique como los presuntos autores de la desaparición de Sofía, juntos también decidieron derribar las acusaciones que indicaban que la niña se encontraba enterrada en su propio domicilio y optaron por excavar el patio, violando la intimidad de los suyos.
El tiempo parece haberse detenido, pero sigue su curso. Se deben esta búsqueda insaciable a ellos mismos, pero también se la adeudan a Giuliana, esta niña que no conoció a su hermana pero pregunta y es cada vez más reflexiva respecto a lo que ocurrió. Se lo deben por las lágrimas que caen cuando pregunta por ella y cuando ruega ponerle una voz a las decenas de fotos de Sofía que están esparcidas por la casa.
Están obligados porque el tiempo pasó y hoy son tres los que buscan a Sofía Herrera: su hermana menor, sorprendentemente parecida, se sumó a esta vigilia que cumple 13 años.
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