Adoptando una de las célebres frases de Jorge Luis Borges, la historia argentina puede decir que al escritor y a Juan Domingo Perón no los unió el amor ni el espanto. Pero ahora comprueban que la sangre es lo que unía a estos dos hombres, considerados entre los más influyentes de la historia argentina en el siglo XX.
Según un libro lanzado recientemente, titulado Eva Duarte y Juan Perón: la cuna materna, y escrito por el historiador Ignacio Coppet, el escritor y el presidente compartieron un antepasado en común, que vivió en el siglo XVIII.
En el apartado subtitulado “Perón y Evita descienden de conquistadores. El Parentesco de Borges y Perón”, Cloppet asegura que el escritor y el general descienden del Maestre de Campo don Pedro Pascual de Acevedo, “quien pobló de descendientes la pampa santafesina y bonaerense y uno de los primeros habitantes de Rosario”, por entonces la capital económica de la provincia de Santa Fe.
El prolífico terrateniente tuvo dos esposas. De los hijos de la primera, doña Estefanía de Obelar, desciende Perón (1895-1974), mientras que Borges (1899-1986) desciende de los hijos de su segunda mujer, doña Tomasa Benítez. Entre los descendientes de Acevedo figuran también los presidentes Luis Sáenz Peña (1892-95) y Roque Sáenz Peña (1910-1914).
“Borges tenía una diferencia de cinco generaciones con aquel terrateniente, mientras que Perón tenía ocho, de modo que el escritor era un tío lejano del presidente y general”, asegura el historiador, mientras aclara: “Yo no intento conciliarlos. Lo que digo es que tenían un tronco en común, una misma sangre”.
Borges no sentía estima por los partidarios del general Perón, cuyo mandato recordó siempre como “los años de oprobio”. Admitía que los peronistas “no son ni buenos, ni malos… sino incorregibles”, y advertía en Perón un “hombre capaz de todos los males”.
Se dice que estando ya ciego, un joven se ofreció a ayudarlo a cruzar una avenida y a mitad de camino le dijo: “Disculpe maestro, pero le tengo que decir… soy peronista”. Borges sonrió diciendo: “¡No se preocupe!, yo también soy ciego”.
El desprecio era recíproco: con la llegada del peronismo al poder, en 1946, Borges fue obligado a renunciar a su empleo como bibliotecario y tomar el degradante puesto de “inspector de mercados de aves de corral” por el gobierno.
Según Cloppet, Borges tenía ciertas sospechas sobre su parentesco con Perón. Por eso, cuando se enteró que su sobrino Miguel de Torre Borges investigaba su genealogía, le pidió que no indagara demasiado: “No siga moviendo el árbol genealógico, no vaya a ser cosa que seamos parientes de Perón”.
Fuente: Perfil