Tal vez lo ocurrido con Christian Ledesma y con Emiliano Spataro en los últimos tiempos sea lo más parecido y coincidente con aquello que ocurre en el fútbol.< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />
Nombro estos dos casos porque son los más relevantes en lo que va del año, pero son varios los que han modificado, cambiado o reemplazado un motorista o un chasista a mediados de un campeonato.
Pero también lo coincidente es la manera en que se producen estos cambios o la forma en que los protagonistas se expresan frente a la requisitoria del periodismo «vamos a bancar el proyecto», «respetaremos los contratos», «vamos a analizar en los próximos días», y horas más tarde se anuncia la ruptura del acuerdo.
Pero esta similitud tiene otra coincidencia y se basa en la premura por los resultados y los triunfos que persiguen no solo a nuestro fútbol y a nuestro automovilismo.
La necesidad de sumar los puntos que le permitan a Ledesma específicamente, meterse dentro de los 12 que integrarán la copa de oro, es sin dudas lo que lo obligó a querer cambiar de motorista, aunque esto haya traído aparejado la salida del HAZ, pero a quien dejó también es a uno de los motoristas más ganadores en toda la historia de Chevrolet dentro del TC, para recaer en el «múltiple» Laborito, donde también recayó Spataro.
Siempre se nombró al fútbol y al automovilismo como dos grandes pasiones de los argentinos, ahora cuentan con una nueva similitud.
Ariel Larralde
Fuente: Carburando