Pero los entendidos sintieron la necesidad de hacer una aclaración. El líder camionero renuncia a competir en la interna radical, lo que no quiere decir que no esté pensando en alguna alternativa que lo lleve al 28 de junio.
Para entenderlo, hace falta tener en cuenta una situación fundamental, que baja desde los poderosos bunkers kirchneristas de Puerto Madero. En las provincias donde el PJ oficialista no tiene una propuesta arrolladora, Néstor quiere jugar a varias puntas. O poner huevos en varias canastas, como se dice en la jerga de campaña.
Tierra del Fuego es uno de esos casos, en vista de que la actual diputada Bertone está muy lejos de asegurar un triunfo que los arrime a quedarse con las dos bancas, ya el kirchnerismo ha empezado a conformar propuestas alternativas, con socios venidos de los más diversos orígenes partidarios.
La primera apuesta es la que ofrece, a su propio riesgo, el senador Colazo quien ya tiene armada la lista (aunque mostrenco de identidad partidaria por ahora) encabezada por su esposa, Ana Córdoba y el ultracolacista abogado Daniel Merlo.
La segunda propuesta kirchnerista tendría el apoyo del (¿ex?) radical K, Jorge Martín que no por nada se declaró prescindente en la interna de su partido (prescindente es un eufemismo por “traición casi segura”, según el diccionario de la política vernácula).
Deseoso de enfrentarse a Colazo, aunque sin exhibirse ni correr riesgos, el Intendente de Río Grande tendría instrucciones ya para congraciarse con Néstor aportando a la postulación de por lo menos dos aspirantes del palo.
El primero es el mencionado Velázquez (que ya tiene excusa suficiente para ir por fuera de su partido) y el segundo, uno recién salido de la galera: Julio Catalán Magni, corredor de autos y un “amigo” del ministro del Interior a quien le dieron una bolsa de dinero para promocionarse con la excusa de la Seguridad Vial, recorriendo con viáticos toda la Tierra del Fuego mientras exhibe una enorme sonrisa digna del más popular de los candidatos.
Con tamaño menú de contendientes delante, con Martín y Sciurano “borrados” (lo que significa sin los dos aparatos con que contaban) y con Velázquez dispuesto a tirarles el camión encima de la campaña, los radicales dijeron “o unidos o derrotados” y se pusieron este fin de semana a buscar la fórmula de la unión verdadera.
El lugar del cónclave no fue la jabonería de Vieytes, pero sí una panadería donde se intentó “cocinar” un candidato de consenso, aunque la masa se presenta dura por ahora.
“Si no evitamos la interna nos cocinan a nosotros”, ilustró manteniendo el léxico gastronómico el anfitrión, arenga con la que todos parecieron coincidir, aunque (por lo mismo) nadie se animó a “sacrificarse” como prenda de unidad.
Las conversaciones seguirán toda la semana, no hay nada definido pero los que “amasan” la cosa apuestan a que la UCR no tendrá internas, aunque más de uno se quede con las ganas de medirse.