La Tierra podría tener una luna más. Por lo menos, una miniluna. Se acerca a una órbita terrestre situada a unas 27.000 millas de altitud [43.500 kilómetros, aproximadamente]. Sin embargo, puede que se trate simplemente de basura espacial, restos de un lanzamiento de los años 60.
Por lo menos, eso piensa Paul Chodas, director del Center for Near Earth Object Studies [Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra] de la NASA. “Sospecho que este objeto recientemente descubierto, 2020 SO, es un viejo cohete acelerador, porque sigue una órbita alrededor del Sol que es extremadamente similar a la de la Tierra, claramente circular, en el mismo plano y solo ligeramente más alejada del Sol en su punto más lejano”, explicó a CNN.
Chodas explica que esa trayectoria es precisamente la que describiría una fase de un cohete de una misión a la Luna, tras separarse, pasar junto a ella y salir hacia una órbita alrededor del Sol. “Es poco probable, si no imposible, que un asteroide pudiera haber evolucionado hasta este tipo de órbita”, añadió.
Según sus cálculos, podría tratarse del Surveyor, que fue lanzado el 2 de septiembre de 1966. La misión debería haber alunizado, pero un fallo hizo que la nave se estrellase. El cohete Centaur que se utilizó para impulsarla, pasó junto a la Luna, entró en órbita cerca del Sol y no se ha vuelto a ver, salvo que sea en realidad el 2020 SO.
No tendremos que esperar mucho para despejar las dudas. A finales de noviembre entrará en una órbita lejana alrededor de la Tierra y, si se trata de un asteroide, será considerado una miniluna. En caso de que se trate de un cohete, solo será más basura espacial.
Basura espacial
Como señala la NASA, la basura espacial se acumula en la órbita baja de la Tierra, más conocida como LEO por sus siglas en inglés [Low Earth Orbit], a la que califican de “vertedero”. “Hay millones de trozos de basura espacial flotando en LEO. La mayoría de la chatarra en órbita son objetos creados por el ser humano, como piezas de cohetes, motas de pintura diminutas desprendidas de las naves, satélites que ya no funcionan y objetos que han explotado y vuelan en órbita por el espacio a gran velocidad”.
Según la agencia espacial, este tipo de basura se mueve muy deprisa y puede llegar a alcanzar “velocidades de 18.000 millas por hora [casi 30.000 km/h], siete veces mayor que la de una bala. Debido a la velocidad y el volumen de chatarra en LEO, los servicios espaciales, exploraciones y operaciones actuales y futuras suponen un riesgo para las personas y la propiedad, tanto en el espacio como en la Tierra”.
Causas
¿Por qué se ha convertido LEO en un vertedero de este calibre? Según la NASA, “por ejemplo, solo por la destrucción deliberada de la nave china Fengyun-1C en 2007 y la colisión accidental de una nave americana y una rusa en 2009 se ha incrementado el volumen de chatarra de LEO aproximadamente en un 70 por ciento, lo que supone un riesgo de colisión para otras naves que operan en la órbita baja de la Tierra”.
El principal problema proviene de que no hay leyes internacionales que obliguen a los países a limpiar LEO. Ninguna nación es responsable de su propia basura. Además, “recoger la chatarra espacial es caro, porque el problema es enorme: hay cerca de 6.000 toneladas de material en la órbita baja de la Tierra”, señala la agencia.
“Hemos generado un problema global que solo puede ser resuelto con la ayuda de otros países”, reconoce la NASA. “El espacio que rodea a nuestro planeta está lleno de porquería. ¡Es la hora de sacar la basura!”.
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