“Ese hombre que se la llevó estaba en la ruta, nada que ver con el camping”, asegura Néstor, hablando – por primera vez en público – de lo que vio y vivió aquel 28 de setiembre de 2008 en el camping John Goodall, a 65 kilómetros de su hogar en Río Grande.
El más absoluto misterio rodea asl momento en que Sofía Yasmí Herrera (3) desapareció de la vista de sus padres y los familiares de Néstor, cuando todos comenzaban lo que debió ser una feliz jornada de campo.
Después de 12 años, el tiempo y las ganas de despojarse del mal recuerdo han borrado de su mente muchos detalles, pero no tiene dudas de que observó –con terror paralizante- que un hombre se llevaba a su amiga.
Al cumplir los 18 se libera de la carga legal, quiere ser escuchado y habló con ((La 97)) Radio Fueguina dejando saber sus ganas de que le crean y busquen al hombre que él vio.
Es la primera vez que habla con algún medio de prensa y su testimonio es idéntico al que consta en el expediente, sin agregar ni quitar detalles. La misma coherencia que reflejan los 3 retratos hablados (identikits) que se realizaron en base a su descripción y que hoy orientan la pista que sigue el Juez Daniel Cesari Hernández.
Y poniendo en palabras los infantiles dibujos con que reforzó su relato ante los sicólogos y que esta página muestra, también por primera vez.
“Pasaron bastantes años, por el tiempo y la edad que tenía en ese momento”, repite, para justificar los vacíos en su memoria, pero relata que “En un momento en que salimos a buscar leña, Sofía se había apartado, yo fui con ella, entonces pasó todo”. “De ese trayecto no me acuerdo, sí del campo, de lo que hicimos ese día”, deslinda, después de lamentar que su relato nunca (hasta ahora) haya sido tomado como importante para la investigación.
“Yo la seguí a ella y pasó entonces lo de este señor, no sé si decirle señor, la estábamos buscando como locos”, resume Néstor, que con apenas 6 años tuvo que participar del terrible suceso.
“Era muy chiquito, tenía menos conciencia que ahora, me queda una carga de peso bastante grande, una culpa por lo que pasó”, se hace cargo, injustamente.
El hombre, el auto y el perro
Por aquellos días incluyó en su relato un automóvil (quizás un Volkswagen Gol) y un perro (talvez un bóxer marrón), datos que motivaron una frenética búsqueda en toda la provincia. En esta nueva etapa de la investigación, el auto y el perro ya han desaparecido, pero no el hombre, no el rostro que hoy está en los archivos de Interpol. “Ese hombre que se la llevó estaba en la ruta, nada que ver con el camping”, enfatiza, buscando una precisión que 12 años de querer olvidar le mezquinan ahora.
“Estuve en la última marcha por Sofía”, (la del 28 de setiembre pasado en San Martín y Belgrano), parece defenderse y buscando una participación que de niño no pudo tener. Y manifiesta su deseo de que “lo encuentren, que se haga justicia”.
Néstor habló por fin, casi una catarsis, un modo de sacarse de encima ese peso del que habla, esa carga que le motiva el silencio de 12 años que no quiere que le impida más ser uno de los que queremos encontrar a Sofía, su amiguita.
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Imagen de portada: Marcha por Sofía, el 28 de setiembre de 2019. Las primera en que participó Néstor, por entonces con 17 años.
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