Dirigentes políticos y gobernadores de los principales bancos centrales del mundo intentaron ayer poner un dique frente a la ola de pánico que temen estalle hoy en las Bolsas de Occidente. La rebaja de la nota de la deuda estadounidense que decidió el viernes la calificadora Standard & Poor’s y el agravamiento de la crisis de la zona euro hacen temer que los mercados se hundan.
Los mercados asiáticos dieron la primera señal: la Bolsa de Tokio cerró 2.17% en baja, al igual que la de Hong Kong. La de Israel, que opera normalmente los domingos, cerró ayer un 7% abajo, algo que no sucedía desde hace 11 años.
Australia cerró con una baja de 2,91 y Nueva Zelanda cayó un 2.7%.
El G7 y el G20 movilizaron ayer a sus ministros de Finanzas, que mantuvieron febriles conferencias telefónicas. Y, en una reunión de urgencia de su consejo de gobierno, el Banco Central Europeo (BCE) anunció anoche que intervendrá hoy “decisivamente en los mercados” para dar aire a Italia y España y exigió a todos los gobiernos de la zona euro –y especialmente a Roma y Madrid– que hagan honor a sus compromisos de recorte de gasto.
Además, en un comunicado conjunto, el presidente francés Nicolas Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel metieron presión de nuevo a España e Italia . Exigieron que arreglen lo antes posible sus cuentas públicas, que apliquen de inmediato los planes de ajuste ya aprobados y que se preparen para endurecerlos más.
A cambio, París y Berlín pidieron al BCE que compre deuda italiana en el mercado secundario para aliviar la presión de los mercados. El jueves y viernes pasado el BCE ya actuó, pero sólo compró deuda de Irlanda y Portugal, por la negativa del Bundesbank alemán a ampliar esas compras a Italia y España.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, dijo que va a “implementar activamente” su programa de compra de deuda pública de los países de la zona euro, iniciado en mayo de 2010.
La estrategia del emisor europeo para hoy parece ser de compras de bonos para dar aire a Roma y Madrid, pero con la condición de la aplicación rigurosa de los ajustes. Los consejeros alemanes del BCE temen que eso haga que Italia –con un gobierno muy debilitado– y España –con comicios generales adelantados para noviembre– no corten drásticamente el gasto.
La Comisión Europea pidió el jueves que se amplíe considerablemente el fondo de rescates europeo, actualmente en 440.000 millones de euros. Según diversos cálculos, sería necesario doblarlo o incluso triplicarlo para mostrar a los mercados que los europeos están preparados por si hubiera que rescatar a Italia o a España. Pero Alemania se niega. Teme que ese aumento del fondo conlleve que las agencias de calificación le rebajen también a Berlín su nota AAA, la más alta.
Anoche todo eran urgencias. Responsables de Finanzas de los gobiernos del G-20 mantuvieron una teleconferencia, según anunció a varias agencias de prensa el gobierno surcoreano.
Justo cuando abría la Bolsa de Tokio, al cierre de esta edición, el G-7 anunció en un comunicado que estaba “determinado a actuar de modo coordinado” apenas sea “necesario”.
Influyentes economistas advirtieron a los gobiernos del desastre que se prepara hoy . Charles Wyplosz, profesor de Economía en la Escuela de Altos Estudios de Ginebra, decía a AFP que la degradación de la nota de EE.UU. “va a provocar efectos de rebote sobre España e Italia y va a meter la presión sobre Francia. La zona euro desciende a los abismos”.
Una intervención masiva del BCE en los mercados podría provocar una suba a mediano plazo de la inflación. Alemania teme que eso provoque un descontento social que tumbe en las urnas a Merkel.