(Río Grande, 25 de julio de 2011) – En medio de una escasez generalizada de nafta y gasoil, la petrolera YPF decidió aumentar 5% el precio de sus combustibles. En la compañía no dieron a conocer ningún anuncio y sólo se limitaron a confirmar que la suba entró en vigor a partir de la cero de hoy.
Fuentes del mercado, sin embargo, precisaron que detrás de este aumento se encuentra la decisión de YPF de frenar la migración de clientes de la competencia hacia sus estaciones de servicio, debido al fuerte diferencial de precios que se mantenía en la actualidad.
En promedio, la diferencia de precios entre YPF y sus competidores ronda el 20% en el caso del gasoil común y el 10% en las naftas súper. La brecha provocó que en el último tiempo la participación de mercado de la empresa controlada por el grupo español Repsol y la familia Eskenazi fuera creciendo hasta el punto de que en la actualidad seis de cada diez litros de combustible que se venden en el país pertenecen a YPF.
En la empresa no dieron a conocer cuál fue el monto exacto de los aumentos de precios, aunque se espera que la compañía profundice su política de impulsar mayores incrementos en los casos del gasoil y la nafta premium, en detrimento de los combustibles más baratos.
El último aumento de YPF se había registrado el 26 de mayo y había promediado un 6 por ciento. Por su parte, sus principales competidores optaron por aplicar pequeños aumentos, de a centavos, pero en forma casi constante.
Faltantes
Más allá de los diferentes caminos elegidos por cada petrolera, los precios de los combustibles en la Argentina se encuentran muy por debajo de los valores con que se comercializan en los países vecinos. Con los nuevos precios que rigen a partir de hoy, las naftas cuestan entre 60 y 70 por ciento más en Brasil y Uruguay, mientras que en Chile están casi 40 por ciento más caras que en la Argentina.
El aumento de precios se concretó en medio de un faltante muy marcado de combustibles en gran parte del país. Según el Ministerio de Planificación, la escasez se explica por un exceso de demanda, que fue empujado por el temor del público a quedarse sin combustibles, debido a «informaciones de los medios de comunicación». En cambio, entidades industriales y agropecuarias acusaron al Gobierno de no tener incentivos para favorecer la inversión que se necesita para que se incremente la oferta.