El primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, calificó esta mañana de «tragedia nacional» al doble atentado que provocó al menos 92 muertos, al tiempo que pronosticó que los ataques «van a cambiar al país». El único detenido por los hechos es un noruego de 32 años, que fue calificado por la Policía como un «fundamentalista cristiano» cercano a la ultraderecha.
Stoltenberg, visiblemente conmovido, definió los atentados como un «algo incomprensible». Y aseguró que conocía personalmente a muchos de los jóvenes que murieron masacrados a tiros en un campamento juvenil ubicado en la isla de Utoeya, cercana a Oslo, un sitio en el que -aseguró- estuvo en numerosas ocasiones. «En mi juventud lo viví como el paraíso, ayer se transformó en el infierno», indicó.
Mientras tanto, la Policía no descarta que el número de muertos en el campamento pueda aumentar, ya que continúa la búsqueda de víctimas. Para intentar ponerse a salvo, muchos jóvenes se lanzaron a los fiordos y se ocultaron e en cuevas y arbustos, hasta que el atacante pudo ser reducido.
Según un efectivo de seguridad del campamento, el agresor llegó en una camioneta plateada, con uniforme de la policía y dos armas, una pistola y un rifle automático. «Dijo que lo habían mandado para comprobar la seguridad», contó. «Una operación de rutina tras los atentados en Oslo» ocurridos casi dos horas antes.
Entonces fue llevado en un bote de los organizadores hasta la pequeña isla, donde pasaban unos días unos 600 jóvenes deentre 14 y 17 años. Allí empezó a disparar: primero contra un grupo que estaba siendo informado, precisamente, del atentado en la capital.
Un miembro de los equipos de rescate, Torill Hansen, reflejó desesperado su experiencia. Con su bote a motor subió a bordo a jóvenes que habían huido arrojándose al mar. «Cuando había subido a diez, el bote ya estaba lleno. Fue terrible cuando tuve que dejar al número once y al doce».
La policía explicó que el sospechoso no había sido detenido antes y que tiene vínculos con la extrema derecha. En su perfil de Facebook -ahora cerrado- se indica que comerciaba con productos agrícolas, lo que explicaría de dónde sacó el material para fabricar la bomba que estalló en una zona cercana a la sede del gobierno, en Oslo.
Según se supo, el detenido había comprado en los últimos meses grandes cantidades de fertilizantes que pueden ser usados para elaborar explosivos. Hace una semana, había publicado un mensaje en la red social Twitter, en el que citando al filósofo británico John Stuart Mill, aseguraba que «una persona con una creencia tiene la fuerza de 100.000 que sólo tienen un interés».
En otra Web crítica del Islam aparecen mensajes nacionalistas con su firma, en la que cuestiona el multiculturalismo, que califica de marxismocultural y de ideología del odio antieuropea cuyo objetivo es destruir la cultura e identidad europeas y el cristianismo.
No hay sin embargo motivos concretos que expliquen qué lo llevó acometer las masacres. La Policía no quiso comentar los resultados de los allanamientos a su departamento en Oslo y una granja de su propiedad. Las autoridades aseguraron que, aunque el sospechoso se muestra dispuesto a hablar, se trata solo del inicio de las investigaciones y no darán más datos para no entorpecerlas.
Mientras tanto, el Ejército noruego patrulla hoy el centro de Oslo. «Es natural que impresione la presencia de los militares, pero es una ayuda normal para nosotros», dijo el jefe de la policía noruega en declaraciones al canal oficial NRK.