Como a esta altura de la historia del cine industrial ya resulta obvio, en Hollywood es una herejía desaprovechar la oportunidad de lanzar una secuela cuando un filme tuvo buenos réditos en la taquilla. Hoy por hoy, casi resulta natural que las películas tengan, por lo menos, una segunda parte.
Por eso, cuando el filme animado “Kung Fu Panda” se presentó con éxito en todo el mundo, fue evidente que sólo había que sentarse a esperar para que llegara la continuación de esta historia sobre un oso panda panzón, torpe y simpático que se convierte en el guerrero más temible de la antigua China.
De este modo, “Kung Fu Panda” se unió al club de las pocas películas de Dreamworks Animation que pasaron “la prueba del primer capítulo” y se transformaron en una saga. Las otras “aprobadas” por la taquilla fueron “Shrek”, “Madagascar” y “Cómo entrenar a tu dragón” (cuya secuela se estrenará en 2014). El resto de sus producciones se quedaron en el camino como “El espantatiburones”, “Bee Movie”, “Vecinos invasores” o “Monstruos vs. Aliens”, por citar algunas.
¿Cuál es entonces el encanto de “Kung Fu Panda” que le ha permitido entrar a la élite de Dreamworks Animation? Por un lado, debe decirse que hay cierto irresistible encanto en el personaje perdedor que la protagoniza: ese oso panda que no es absolutamente tonto ni torpe, pero que está a un paso de serlo.
Por otro lado, hay que decir que, en su versión original, el filme tiene un casting poderoso: Jack Black, Angelina Jolie, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Lucy Liu y Seth Rogen son algunos de los que ponen sus voces en ambos capítulos de la saga. En esta segunda etapa, se suman Gary Oldman y Jean-Claude Van Damme, entre otros.
En cuanto al argumento de esta segunda parte, debe reconocerse que no es del todo arbitrario (como sí le ocurre a otras secuelas de cualquier calibre). Ahora que ya se ha convertido en el Gran Guerrero Dragón, el oso panda Po dedica sus días a intervenir en conflictos de baja intensidad junto a sus compañeros de Kung Fu, los “Cinco furiosos”.
Pero todo cambia el día que su maestro Shifu le informe que un malvado pavo real llamado Shen, un príncipe exiliado por su crueldad, ha retornado con una nueva arma mortal para apoderarse de China y desterrar al Kung Fu. Po deberá, entonces, partir con sus compañeros a buscarlo para detener sus planes.
Pero lo interesante del caso es que el villano y el oso panda tienen un pasado en común. Y que ese pasado será una de las claves que resolverá la otra gran trama del filme, que es la del oso panda que busca su verdadera identidad. Es decir, ¿quién fue realmente antes de ser adoptado por un ganso que prepara fideos en un restaurante y antes de convertirse en el Guerrero Dragón?
Tal como ocurría con la primera parte, “Kung Fu Panda 2” cumple con todos los requisitos para ser una película entretenida para los chicos y, hasta cierto punto, también para los grandes. No obstante, como también sucedía con su predecesora, no le alcanzan los méritos para transformarse en uno de esos filmes de animación que están cambiando el mundo del cine, como “Toy Story”, la propia “Shrek” o “WALL-E”. Pero sería ridículo pedir que todas las películas sean obras maestras.
Por Sebastián Martínez/Asteriscos.tv