Humala aventajaba a la conservadora Keiko Fujimori por 51 a 49 por ciento de los votos válidos, según la Datum (con por ciento de los sufragios relevados); por 51,5 a 48,5 por ciento según Ipsos-Apoyo (91 por ciento del escrutinio completado), y por 52,2 a 47,8 por ciento según CPI (con el 100 por ciento de los sufragios computados). Asimismo, la Asociación Civil Transparencia asignó a Humala 51,3 por ciento de los votos válidos contra 48,7 por ciento de Fujimori.
Más temprano, dos encuestas a de urna también habían dado ganador al candidato de la coalición Perú, por 52,6 a 47,4 por ciento en el caso de Ipsos-Apoyo, y por 52,7 a 47,3 por ciento en el caso de Datum.
Aun cuando se aguardaba con expectación la divulgación de los primeros cómputos oficiales, los seguidores de Humala ya celebraban en las inmediaciones del hotel Los Delfines, en el acomodado barrio limeño San Isidro, donde el teniente coronel retirado se había instalado para seguir las alternativas de la jornada electoral.
Mientras tanto, el jefe del plan de gobierno de Gana Perú, Félix Jiménez, prometió que Humala encabezará “un gobierno de concertación nacional, en el que serán convocados todos los peruanos”, y aseguró que “no debe haber temor económico” porque su coalición está dispuesta a “respetar el esquema actual de la política monetaria y fiscal”.
No obstante, pidió al Banco de Reserva que “haga su trabajo” para un eventual especulativo contra la moneda nacional.
El líder nacionalista, que contó para este ballotage con el apoyo del ex presidente centrista Alejandro Toledo y del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, toma desquite de las elecciones presidenciales de 2006, en las que también había ganado la primera vuelta pero había sido derrotado en la segunda por el actual mandatario, Alan García.
El 10 de abril pasado, Humala se impuso en la primera vuelta con 31 por ciento de los votos válidos contra 23 por ciento de Fujimori.
Por otro lado, Fujimori permanecía recluida en el hotel Bolívar, del centro de . de sus asesores económicos, Guillermo Palomino, señaló que su partido Fuerza 2011 iba a esperar a que se divulgaran los resultados oficiales antes de emitir alguna opinión o pronunciamiento sobre la jornada electoral.
Las elecciones, que se presentaban como las más reñidas de las últimas cinco décadas -pese a que las encuestas de los últimos dos días ya habían anticipado una ventaja para Humala-, transcurrieron con normalidad, sin más incidentes que los habituales en esta clase de actos, tales como mesas que se abrieron más tarde por falta de autoridades, denuncias por actos de proselitismo en los centros de votación e infracciones a la veda de venta de bebidas alcohólicas.
Poco antes del cierre de las mesas, el presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Hugo Sivina, había afirmado que todo se estaba “llevando con la regularidad del caso” y que de los pocos incidentes reportados “ninguno constituye un peligro que pueda alterar los resultados”.
Sivina resaltó que también se estaba votando con normalidad en Puno, el departamento del sur del país donde en las últimas tres semanas se realizó una huelga contra la actividad minera que incluyó el bloqueo de accesos a las principales ciudades y de los pasos fronterizos con Bolivia.
Casi 20 millones de ciudadanos (de ellos, unos 750 mil en el exterior) estaban habilitados para elegir en las urnas a quien el 28 de julio sucederá a García.