En el siglo XIX científicos de distintas partes del mundo exploraron cuevas y cavernas de la Patagonia en búsqueda de la posibilidad de hallar vivo al milodón, un perezoso gigante que podía pesar hasta 2 toneladas, extinguido, en realidad, miles de años antes.
Pese a no poder concretar dicho objetivo, los investigadores hallaron entre otros restos fósiles, esqueletos de una especie felina de gran tamaño que hasta el día de la fecha permaneció catalogada de manera errónea.
Si bien Santiago Roth, el primer paleontólogo que publicó los restos de esta especie, consideró que se trataba del felino sudamericano más grande y, al vincularlo a un misterioso animal del que hablaban las leyendas locales, lo bautizó con el nombre de Iemish listai, más adelante hubo acuerdo ente los investigadores que se trataba de una subespecie de yaguareté (Panthera onca) de gran tamaño que había habitado el sur del continente sudamericano.
Recientemente, investigadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales «Bernardino Rivadavia» (MACN-CONICET) volvieron a analizar los fósiles conservados en el Museo de La Plata y concluyeron que en realidad corresponden al león americano (Panthera atrox), especie considerada hasta el momento como exclusivamente norteamericana y pariente cercano del león de la cavernas de Eurasia (Panthera spelaea). Los resultados fueron publicados en la revista Comptes Rendus Palevol.
«El león americano era un 25 por ciento más grande que los leones africanos actuales (Phanthera leo), sobrepasaba los 3 metros de longitud y pesaba más de 250 kilogramos. O sea, tenía un tamaño mucho mayor al de los yaguaretés. También podemos saber que se trataba de una especie caminadora y adaptada a los ambientes abiertos y secos como la estepa patagónica», comenta Federico Agnolín, investigador adjunto del CONICET en el MACN y uno de los autores del artículo.
Otra gran diferencia entre los leones americanos los yaguaretés es que los primeros acumulaban sus presas -muchas veces de gran peso y tamaño- en cavernas.
«Expediciones arqueológicas en cavernas en la Patagonia revelaron la existencia de grandes depósitos de huesos de milodon. Aunque en un principio, los arqueólogos consideraron que los esqueletos debían haber sido acumulados allí por los seres humanos, la presencia en todos ellos de marcas de dientes agudos les reveló que habían sido capturados por un gran predador felino, al cual comenzaron a denominar como ‘Pantera de la Patagonia’», relata Nicolás Chimento, investigador del MACN y primer autor del artículo.
Miedo al milodón
Junto a los huesos de los leones americanos fueron hallados también restos de cuero que permitieron revelar que la piel de estos predadores era de color rojizo. Algo que confirma el modo en que se lo retrata en una pintura rupestre hallada en una cueva en El Ceibo, en la provincia de Santa Cruz en la década del ’70.
«Se trata de una pintura de aproximadamente un metro y medio -mucho más grande que las que la rodean- en la que se puede ver un gran felino de color rojo con garras enormes y dientes muy agudos. Quien encontró la pintura dedujo a partir de ella el miedo que tenían los contemporáneos a este animal.
Las pinturas de yaguaretés, en cambio, los muestran mucho más pequeños y de color amarillo», comenta Agnolín.
Este nuevo hallazgo plantea la necesidad de revisar otros hallazgos paleontológicos ocurridos en el área andina porque es muy probable que el patagónico no sea el único caso en los que huesos de león americano fueron confundidos con los de un yaguareté.
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