Jemima Layzell murió en 2012 tras sufrir una aneurisma cerebral. Ahora, la nena de 13 años batió un récord al permitir que 8 personas, incluidos 5 niños, en Reino Unido, salvaran su vida gracias a la donación de sus órganos.
Para sus padres no fue una decisión fácil, pero están orgullosos de haber respetado la voluntad de su hija. Explicaron que Jemina les había dicho que, si moría, quería que lo que quedara de ella fuese destinado a impulsar la vida de otros.
La pequeña donó el corazón, el páncreas, los pulmones, los riñones, el intestino delgado y el hígado.
Los padres la recuerdan como una niña inteligente, compasiva y creativa. «Estamos seguros de que estaría muy orgullosa de su legado», dijeron.
El Departamento de Sangre y Trasplantes del Servicio Británico de Salud aseguró que ningún otro donante antes había ayudado a tanta gente.
Cómo salvó la vida de 8 personas
Jemima sufrió un colapso mientras ayudaba a organizar los preparativos del 38 cumpleaños de la madre. Cuatro días después murió en el Hospital Infantil de Bristol.
El corazón, el intestino delgado y el páncreas fueron trasplantados a tres personas diferentes mientras que dos personas recibieron sus riñones.
Su hígado fue dividido en dos y trasplantado a otras dos personas, y sus dos pulmones fueron a parar a un mismo paciente.
Normalmente, cuando se donan órganos, se consigue un número máximo de 2,6 trasplantes, 8 es una cifra muy inusual.
«Jemima nunca había oído hablar de la donación de órganos antes y lo encontró extraño pero entendió absolutamente lo importante que es», dijo la madre de nena. Y agregó: Todo el mundo quiere que su niño sea especial y único, y esto, entre otras muchas cosas, nos hace sentir muy orgullosos de ella», dijo la madre.
Después de su muerte, sus padres encontraron 20 diarios y cuadernos que había guardado desde los cuatro años. Ahora se han convertido en un libro, llamado The Project, cuyas ventas se destinarán a recaudar fondos para la caridad.
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