No es mucho lo que sabe de política pero le gusta mirarla desde detrás del vidrio. El hombre, jubilado del trabajo y de la vida, está más allá del bien y del mal y le pone su humor, resignado, a lo que para muchos es una tragedia.
Después de mirar un largo rato las listas de candidatos publicadas en radiofueguina.com tiró su desesperanzada conclusión: “O sea, el radicalismo de Loly hará frente al peronismo de Gorbacz, aliado al macrismo del gobierno”, conjeturó, sin esperar que nadie se riera de su ocurrencia.
Es que la política de hoy se ha convertido en un dislatado laberinto en el que el ridículo más extravagante se justifica desde el interés por escalar el poder.
Cerraron las listas y nada cambia, se llega a diluir el agua en aceite y de pronto se olvidan enconos irreconciliables bajo el piadoso eufemismo de la “unidad” o de una “tolerancia” que no dura más que el mes de campaña.
Los habitantes de Tierra del Fuego, siempre que llegan las elecciones, ya sean parlamentarias o provinciales, renuevan su ilusa esperanza de que las cosas cambien, sueñan con que sus gobernantes resuelvan los problemas y esperan que esta adolescente provincia crezca para tener un mejor futuro.
Pero al ver cómo cerraron las listas de precandidatos para las legislativas en octubre, los electores vuelven a enterarse de que tienen que elegir entre los mismos de siempre. Los mismos de todas las elecciones, pero ahora sin partido, sin escudo, sin mística, sin plataforma política, sin militancia, aunque henchidos de apetencia y de audacia personal.
Desaparecieron (se diría que definitivamente) el Peronismo y el Radicalismo como estructuras en el juego electoral y ya a nadie parece siquiera llamarle la atención.
En las listas presentadas se puede observar: no hay renovación en la política; los jóvenes no son tenidos en cuenta; las roscas políticas, el reparto del poder y la premisa de estar siempre amparados bajo la teta del estado, son los únicos requisitos exigidos para componer una sábana que cobije a todos los que desde hace años viven de la política.
Con los bolsos a otra parte
Al menos ya no están sobre el escenario los grandes corruptos que supieron tapar de inmundicia y corrupción el sueño de la provincia grande. Los que se llevaron el partido a la casa y los dineros del Estado a su caja fuerte. Quedan los que sacan provecho de las migajas, los que ya sin control partidario se permiten venderle su alma y los símbolos partidarios al mismísimo Satanás, a cambio de un lugar expectante en la lista.
Repartiendo a lo Neurus, es toda para ellos. Los que fueron alguna vez dirigentes políticos cierran el paso de todo el que quiera llegar y tampoco armaron cuadros para estas elecciones ni para las precedentes. Claro está que armar cuadros es ir dejando la arena política para la juventud. La juventud que siempre está en los discursos de los veteranos políticos señalándolos como el futuro, pero eso futuro no llega porque ellos no se van nunca.
Tanto no se van nunca que la única lista de jóvenes que, a puro corazón y rebeldía, se animó a anotarse en las PASO tuvo que acudir antenoche a una denuncia policial para hacer salir a la junta electoral de su escondite. Y nadie se extrañaría de que la misma “ofendida” junta electoral le encuentre “·algún defecto” a la nómina de postulantes para bajar a los jóvenes de la competencia antes de llegar a las gateras.
La Torre de Babel
Hoy en los frentes electorales se pueden ver radicales, peronistas, neoliberales, gremialistas moderados y de extrema y el sepultado socialismo de Ríos sin solución de continuidad ni diferenciación alguna. No se puede creer que pensamientos tan antagónicos se amanceben para el sólo fin de seguir viviendo a costa del erario público, sin importar los sueños de los habitantes de Tierra del Fuego.
En el cuarto oscuro habrá muchas particularidades, una de ellas (por sólo citar un ejemplo) es que el presidente de un partido político competirá contra su mismo partido, el que lo cobijó por años, le dio posición social, reconocimiento y privilegios reservados para pocos.
Como en la antigua parábola bíblica de la Torre de Babel, la idea es que quepan todos los que quieran estar, los que quieren alcanzar el cielo de una banca.
Señor elector: cerraron las listas, nada cambia y no hay renovación política. Señor elector: siga teniendo esperanzas de que algún día le van a solucionar los problemas, aunque por ahora los políticos están abocados a solucionar los propios.
Como dijo el poeta, siga votando mientras ellos se desangran en la conducción. Eso sí, con unidad, tolerancia y las mismas promesas jamás cumplidas de varias décadas atrás.
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